Menores víctimas de delitos en Quintana Roo
Por: Vladimir Galeana Solórzano
Pareciera que se nos han agitado los motivos para poner mayor atención a los delitos que se cometen a menores de edad, y eso habla de una sociedad a la que poco le importan los niños cuando de poner atención en los padecimientos de esos menores que poco pueden hacer ante la ferocidad de la delincuencia organizada, y que ahora han encontrado un mercado en el que la atención de las policías desmerece porque pareciera que su seguridad y bienestar es algo que no les compete.
Cada día crece el número de niños que tienen por desgracia que soportar convertirse en víctimas de esa delincuencia organizada que hasta ahora ni siquiera ha sido tocada con el pétalo de una investigación de los cuerpos policiales. Un menor de edad no tiene conciencia de los riesgos que existen en torno a su presencia en las calles, y quizá por el descuido de sus familiares tienen que soportar los,peligros que entraña la maldad de la delincuencia organizada.
Las estadísticas indican que hasta ahora, y de acuerdo con los registros del Sistema de Seguridad Publica, que muchos de esos infantes por desgracia son víctimas de la delincuencia simple y en algunas ocasiones de la delincuencia organizada, y eso es grave porque la Federación está siendo omisa en la protección de aquellos infantes que por azares de la pobreza acuden a las calles para solventar su propia subsistencia.
Las cifras señalan que de enero a junio de este año suman la friolera de más de setenta quenel año pasado donde se realizaron denuncias que alcanzaron las cuatrocientas treinta y cinco denuncias ante la fiscalía General del Estado, y esto tiene que llamar la atención no tan solo de cuerpos policiales, sino de las propias entidades policiales que por desgracia minimizan la circunstancia de pobreza de los niños que tienen que salir a la calle a buscar sustento o ayuda para sus familiares.
Por desgracia el tipo de delito más recurrente en estos tiempos con los niños menores de diecisiete años es la trata de personas, y eso quiere decir que la moderna esclavitud ha llegado a Quintana Roo y que por desgracia no se le está dando la importancia que merece. Pareciera que los niños en la calle no cuentan a la hora de realizar las estadísticas de la estabilidad social, porque hasta ahora no existe un registro para saber quienes son esos menores que han caído en el desamparo y pueden convertirse en rehenes de la trata de personas.
Las cifras resultan escalofriantes por la exposición que tienen ante los embates de la delincuencia. Y por desgracia esos delitos son los que poco se castigan porque en la mayormlarte de las veces se ocultan o son ocultados por los propios delincuentes. La trata de personas, y la trata de infantes debiera ser considerado un delito de lesa humanidad y castigarse con penas muy altas, porque las secuelas son terribles. Ojalá la gobernadora se interesara más en los infantes. Al tiempo. [email protected]
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.
