La muerte ronda en Quintana Roo
Por: Vladimir Galeana Solórzano
Sin lugar a dudas, en una amplia diversidad de lugares de este aún maravilloso país, existen sucesos que se quedan en el imaginario colectivo porque no existen las certezas de los hechos que en el vulgo se relatan o se describen, y eso no es otra cosa que el fenómeno que hemos estado viviendo en torno a las desapariciones de muchos ciudadanos que por alguna razón entraron en las garras de la delincuencia organizada, y que de pronto dejaron de tener contacto con sus familiares, quienes comienzan a vivir un infierno para tener la certeza de lo que les haya ocurrido o sucedido.
Para decirlo más claro, la desaparición de personas es el primer indicio de que algo ocurrió, porque nadie en su sano juicio deja de tener comunicación con sus familiares más cercanos al menos a través de una llamada telefónica o mensaje de texto en las redes sociales. Hoy por fortuna los procesos de la comunicación son instantáneos, y la mayor parte de quienes trabajan tienen aparatos de comunicación que desde cualquier lugar pueden enviar mensajes, o hacer una llamada para señalarle a sus familiares donde están o que están haciendo.
Padecer la ausencia de un familiar sin que existan motivos, debe ser una circunstancia dolorosa y tiene que denunciarse de inmediato para que las autoridades obren en consecuencia, además de acudir con las organizaciones que se dedican a brindar ayuda a las familias que han padecido la desaparición de alguno de sus familiares más cercanos. La desaparición de personas es un fenómeno recurrente en los momentos que vivimos como sociedad, y la desazón y el dolor de los familiares cercanos a esos hombres y mujeres que de pronto desaparecen debe ser atendida de inmediato para evitar que sufran terribles consecuencias ante la ola de homicidios que en este sexenio se ha agravado porque pareciera que para el Presidente de la Republica son más importantes los delincuentes que los simples ciudadanos.
Lo más grave es no tener indicios siquiera de que fue lo que ocurrió, y eso habla de que la criminalidad está creciendo en la mayor parte del país a causa de la indolencia del Presidente de la Republica, que en un acto brutal de cinismo se ha dado el lujo de recibir en Palacio Nacional a los jefes de las diversas bandas de criminales, con las que ha platicado muy gustoso y desde luego que les ha otorgado la permisibilidad de controlar los diversos territorios en toda la dimensión de este aun gran país. El Presidente de la Republica tiene mayor comunicación con la delincuencia organizada que con los mexicanos a los que les da atole con el dedo un día si, y otro también.
En Quintana Roo, durante un operativo de búsqueda, hicieron un hallazgo de restos humanos en la zona de la Selva del Municipio de José Maria Morelos. La Comisión Estatal de Búsqueda, así como elementos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, el Grupo de Coordinación para la Construcción de Paz y seguridad de Quintana Roo, encabezaron las diligencias para reunir las evidencias que llevaron a la localización de los restos a través de recorrer y revisar diversas brechas en las que reunieron evidencias.
Por desgracia se encontraron restos humanos de siete víctimas, que hasta el momento no se han logrado identificar porque no se cuentan con los elementos científicos para la realización de los análisis correspondientes. Y esto es lo que ocurre no tan solo en Quintana Roo, porque a lo largo y ancho del país existen infinidad de fosas clandestinas en las que los “honorables miembros del crimen organizado”, insisto, que han visitado Palacio Nacional, dejan la evidencia de los horrores que cometen. Y esta no es una circunstancia que solamente padezca Quintana Roo, es un mal que recorre el país dejando muestras de dolor y sangre de la delincuencia organizada. Pobre país, Pobre Quintana Roo, pobre México con un Mandatario que tiene las manos llenas de sangre por la permisibilidad de que la delincuencia organizada gobierne la mayor parte de los territorios. Al tiempo. [email protected]
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.
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