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Primer domingo de Adviento: “Creo que de nuevo vendrá en gloria para juzgar a vivos y muertos”

Primer domingo de Adviento: “Creo que de nuevo vendrá en gloria para juzgar a vivos y muertos”

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Comenzamos con este primer domingo de Adviento un nuevo año litúrgico y con él inicia también nuestro camino de preparación al nacimiento del Hijo de Dios.

“Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en las tinieblas y en las sombras de muerte”. Este tiempo de espera se vive teniendo las dos venidas de Jesús. En este primer domingo el tema de la liturgia nos habla de la segunda venida del Señor, el retorno de Jesús al final de los tiempos cuando de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos y su Reino no tendrá fin. Porque Cristo tiene que reinar y al final habiendo vencido a todos sus enemigos, entregará su Reino al Padre y así Dios lo será todo en todos. Así pues, el tiempo de Adviento no solo es un tiempo para esperar la Navidad, sino para esperar la segunda venida y un reconocimiento de que seremos juzgados por Cristo, por nuestras obras.

Hoy primer domingo de Adviento

“Pongan atención y levanten la cabeza porque se acerca la hora de su liberación”.

Las señales prodigiosas en el sol, en la luna y en las estrellas, el estruendo de las olas del mar y el pensamiento del juicio final; “cuando venga el Hijo del hombre con gran poder y majestad” no se nos señala para llenarnos de miedo, terror y angustia sino para que vivamos con coherencia, vigilancia y tranquilidad esperando nuestra liberación. Al viejo mundo que colapsa le sucederá un mundo nuevo en donde la gloria de Dios será absoluta y total sin poder ser perturbada o socavada por los poderes del mal. Es hacia ese mundo, liberado de la esclavitud del pecado al que debemos mirar y fijar en él nuestra esperanza y nuestros anhelos “levanten la cabeza porque se acerca la hora de su liberación”.

Es verdad que aquel día llegará de repente sobre los hombres como una trampa; pero el riesgo y el susto es solo para los que no están preparados. Que importante es pues la oración, la vigilancia y más importante todavía; dedicarse a realizar las obras de misericordia que nos salvarán de la condenación del juicio y nos abrirán la puerta del Reino de los Cielos: “tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber… entra a gozar del Reino preparado para ti desde antes de la creación del mundo”. Vigilando y orando continuamente, el cristiano convierte toda su vida en un grande y continuo Adviento.

Hay una venida de Jesús que tiene lugar en la vida de toda persona en el momento de su muerte.

 El mundo termina para mí en el momento en el cual yo paso de este mundo a la vida eterna y dejo de vivir en este mundo. Hay tantos fines del mundo cuantas son las personas que dejan este mundo, que dejan esta vida. Lo importante no es llenarse de miedo y angustia pensando en lo terrible del fin del mundo universal o del fin de mi mundo particular; lo importante es estar preparado viviendo una vida santa. Importante es conservar nuestro corazón irreprochable en la santidad ante Dios hasta el día que venga nuestro Señor Jesús.

Lo importante es vivir cada momento presente como conviene para agradar a Dios, manteniéndonos en el camino del Señor. Lo importante es mantener firme la esperanza y la confianza en la gracia de Dios y no desfallecer en este tiempo de Adviento, de espera y de preparación a la venida del Señor.

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Mons. Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, lc Obispo de Cancún-Chetumal.

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