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Mensaje dominical del Obispo:“LLEGÓ LA HORA DE LOS MISIONEROS LAICOS”

Mensaje dominical del Obispo:“LLEGÓ LA HORA DE LOS MISIONEROS LAICOS”

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 “LLEGÓ LA HORA DE LOS MISIONEROS LAICOS”

  1. “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra, vayan pues y hagan discípulos a todas las naciones”.

Queridos hermanos, estamos todavía con un poco de miedo, con un poco de incertidumbre por la pandemia. Llevamos ya dos años encerrados sin salir a misiones de semana santa. Me da mucho gusto que se hayan animado ustedes a querer compartir la fe con sus hermanos: Ellos les están esperando, necesitan más que nunca escuchar el mensaje de la buena noticia: ¡Que Dios les ama y está con ellos! Están esperando su palabra de ánimo, de esperanza y del amor de Dios. Al verlos a ustedes, al ver su rostro alegre, lleno de fe, lleno de esperanza y amor, van a sentir cuánto les ama Dios. Tenemos que cuidarnos mucho por los riesgos de la pandemia, pero no podemos quedarnos paralizados.

 

  1. Todos somos conscientes de nuestra fragilidad no solo física, sino también moral y espiritual. Somos débiles, somos pobres, somos limitados, somos pecadores… pero Dios se ha querido fijar en nosotros y confiarnos una misión. Vamos a la misión confiados en el poder de nuestro señor Jesucristo. “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra”. Vamos con el poder de Jesucristo, Él es el Hijo de Dios, con su poder divino curó a los enfermos, dio vista a los ciegos, resucitó a los muertos, hizo milagros por todas partes. Con ese mismo poder nosotros que somos débiles somos fuertes. Con él somos poderosos, con él somos fuertes, con él somos imparables. A través de nosotros él llegará a nuestros hermanos y hará milagros en ellos. A través de nosotros él hará cosas grandes. Él se ha querido valer de nuestra debilidad para que se muestre la fuerza y el poder de Dios.  Nosotros vamos por el poder de él, en nombre de él, por mandato de él, y en representación de él. ¿Quién nos podrá parar?.
  2. “No tengan miedo, yo estoy con ustedes”. Cristo se ha fijado en nosotros. Cristo nos ha invitado a seguirle y ha querido confiarnos la misma misión que le confió el Padre: ir y predicar el Evangelio a toda creatura. Nosotros solo somos humildes servidores. Queridos hermanos no tengan miedo. Démosle gracias a Dios que se ha fijado en nosotros y que nos ha querido confiar su misión, pero sobre todo que nos quiere acompañar siempre en esta hermosa misión. Cristo está con nosotros. Con mucha humildad, con mucha alegría, con mucha seguridad y con mucha valentía vayamos a la misión que el señor nos confía. Los apóstoles tenían miedo en el cenáculo, estaban con las puertas bien cerradas por miedo a los judíos, pero cuando llegó el Espíritu Santo se llenaron de mucha fuerza y salieron de su encierro y de su temor, y ya nadie los pudo parar. No tengamos miedo al mundo que está contra Jesucristo y nos quiere crucificar. No tengamos miedo a la pandemia del coronavirus, ni a la pandemia de la persecución, ni a la pandemia de la indiferencia, ni a la pandemia de satanás. Si Dios con nosotros, quién contra nosotros. Vamos con la misma fuerza del Espíritu Santo. Vamos con la fuerza del mandato de Jesucristo, vamos con la fuerza del poder de Jesucristo, vamos con la fuerza de la palabra y de los sacramentos de Jesucristo, vamos con la fuerza de la Eucaristía de nuestro señor Jesucristo y vamos con la fuerza del amor de Dios. Mientras más fuerte sea la experiencia del amor de Dios en nuestra propia vida, más fuerte y fecundo será nuestro testimonio misionero. Que la Virgen Santísima nos cubra con su manto lleno de estrellas y nos acompañe con su hijo Jesucristo, que está siempre con nosotros hasta el fin de los tiempos.

 

 

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Adriana Solis Davlos


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