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Mensaje dominical :Fue el primero de sus signos.

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Mensaje dominical :Fue el primero de sus signos

La primera intervención milagrosa de Jesús en su vida pública se dio en una boda, ante la tribulación de un matrimonio de recién casados a quienes les faltó el vino. Jesús vino al mundo para apoyarnos en nuestras tribulaciones y ayudarnos a resolver nuestros problemas, pero, es significativo como escoge la tribulación de un matrimonio para hacer su primer milagro. Los matrimonios siempre han sufrido tribulaciones, problemas y dificultades hasta tal punto que los mismos judíos habían recibido de la ley de Moisés la autorización de divorcio por la dureza de su corazón. Hoy día, parece que los problemas y tribulaciones entre los esposos se han multiplicado y se han agravado. Si tenemos en cuenta los indicadores de divorcios y de violencia intrafamiliar, tenemos que reconocer que hay un nuevo problema social. Cristo vino precisamente para sanar y ablandar esa dureza de corazón que tanta rotura y destrucción de matrimonios produce en todos los estratos de la sociedad.

María le dijo a Jesús “ya no tienen vino”.
Fue María la que primero detectó el problema. Fue María la que intercedió ante su hijo. Fue María la que le insistió y le forzó a actuar en favor de aquellos esposos apurados por la falta de vino. María también movió a los sirvientes invitándoles a hacer lo que Jesús les dijera. María es Madre que nos cuida, que intercede ante Jesús por nosotros y que nos aconseja que hagamos siempre lo que Jesús nos diga.

El vino es símbolo del amor.
El vino es símbolo del amor, y lo que pasó en Canaán es lo que puede pasar en cualquier matrimonio, que se acaba el vino, es decir que se acaba el amor, que el amor se desvirtúa, que el amor se apaga y de ahí vienen todos los problemas. El amor humano por más intenso y apasionado que sea, es una antorcha encendida, que con el tiempo se puede consumir. Es como una llamarada que llega al cielo, en un momento, pero al poco tiempo, como toda hoguera puede quedar reducida a un montoncito de cenizas. ¿Quién podrá asegurar que la hoguera no se apague nunca? Solo la presencia de Dios puede asegurar que la llama no se apague. Cuando Moisés pastoreaba su rebaño vio en el monte una zarza ardiendo sin consumirse, ahí estaba la presencia de Dios, y desde la zarza ardiendo sin consumirse, llamo Yahvé a Moisés y le dijo: “Quítate las sandalias que el lugar que pisas es sagrado”. Y luego le encomendó la misión de liberar a Israel de la esclavitud de Egipto. El matrimonio es un lugar sagrado y una misión divina. Si Dios está en él se podrán superar todas las dificultades y realizar plenamente la misión encomendada por Dios de ser felices y hacerse felices mutuamente los dos esposos.

 

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