La reina Isabel II: del imperio a la independencia de las naciones
La coronación de la reina Isabel II fue uno de los primeros eventos que se transmitieron a una amplia audiencia por televisión, entonces todavía en blanco y negro (1953). La monarca vivió la época del lanzamiento de satélites y de la operación de nuevos teléfonos celulares; además, en 1976, dio pronto uso al correo electrónico Arpanet, que luego se convertiría en internet. A lo largo de su regencia, también en el mundo hubo enormes cambios demográficos.
En 1953, 50.6 millones de personas habitaban en el Reino Unido, de los cuales, 21.6 tenían menos de 30 años. Ahora ese país tiene más de 67 millones de habitantes y la población ha envejecido. Las mujeres eran el 32 por ciento de la población ocupada en 1953; hoy representan el 48 por ciento.
La reina aprendió mecánica de autos durante la Segunda Guerra Mundial, vivió la posguerra, el renacer del Reino Unido y de su influencia económica y cultural, su ingreso a la Comunidad Económica Europea, su consolidación y después el Brexit. Atestiguó etapas de contracultura y también de cambios conservadores.
Presenció la evolución de muchos de los países que integraban el imperio. India y Pakistán se volvieron naciones independientes en 1947 y se declararon repúblicas en la década de los años cincuenta del siglo pasado. Nigeria siguió sus pasos en la década posterior. Sri Lanka se convirtió en una república en 1972, en tanto que el último país en separarse de la Corona fue Barbados, el año pasado.
Recibió a 15 primeros ministros en servicio, de Winston Churchill a Liz Truss. En verdad, nadie fuera de su círculo conocía por quién o por qué causas tenía simpatías. Su neutralidad era su fortaleza. Sabía bien que la Corona, para ser de todas y todos, no debía ser de nadie. Isabel II visitó casi 120 países —vino a México en 1975 y 1983— y se entrevistó con más líderes que cualquier otra personalidad. Se embarcó en excursiones de miles de kilómetros alrededor del mundo.
Visitó la República de Irlanda, contribuyó a la integración de la Mancomunidad de Naciones, asistió a la devolución de los parlamentos de Escocia y Gales y a la repatriación de la Constitución de Canadá. La transición de un imperio global a una potencia de rango menor no fue disruptiva, gracias a la Mancomunidad de Naciones y a la presencia de la monarca como jefa de Estado. La reina personificó una imagen de identidad histórica compartida.
La Mancomunidad de Naciones agrupa a 53 países o territorios miembros. En 14 de ellos, la soberana era la jefa de Estado, incluidos Australia, Canadá, Nueva Zelanda y ocho naciones del Caribe. En 2021, Barbados se unió a otros 16 Estados, como Ceilán, Ghana, Pakistán y Trinidad y Tobago, que vivieron un periodo como reinos independientes antes de transitar a repúblicas. Ahora el nuevo rey, Carlos III, enfrenta el reto de asegurar la supervivencia de esta entidad.
En ese orden de ideas, el sábado pasado, el primer ministro de Antigua y Barbuda anunció planes para celebrar un referéndum a fin de convertirse en república dentro de tres años. Por otra parte, en Australia, Bahamas, Belice, Canadá y Jamaica, los debates sobre los vínculos de sus democracias con un reino distante han comenzado a resurgir.
Una encuesta de principios de este año en Canadá señaló que el 55 por ciento de personas entrevistadas apoyaban que el país se mantuviera como monarquía constitucional, mientras Isabel II continuara en el trono, pero esto se redujo al 34 por ciento de apoyo a su sucesor. Jamaica también está considerando transitar hacia una república.
Adicionalmente, el recién elegido primer ministro de Australia, Anthony Albanese, es un republicano añejo que afirma que ahora es inapropiado discutir la república, pero no descarta un futuro referéndum. Sin embargo, el apoyo público a esta figura constitucional todavía parece débil. Una encuesta del año pasado sugirió que sólo un tercio de las y los australianos apoya la idea de separarse de la Corona.
El Reino Unido enfrenta desafíos considerables ahora: su economía creció más lentamente de lo esperado en julio, por la escasez de trabajadores y el aumento en costos, sobre todo en el sector energético. Según informes oficiales, el Producto Interno Bruto aumentó un 0.2 por ciento en julio, tras una caída del 0.6 por ciento en junio.
Por otra parte, el Brexit amenaza su unidad, mientras que el Gobierno de nacionalistas escoceses en Edimburgo convocará a otro referéndum para lograr su independencia, y está en el aire el futuro de los acuerdos posbrexit entre el Reino Unido y la Unión Europea para Irlanda del Norte. Existen numerosos retos por delante y situaciones por definir; analistas afirman que está pendiente una “gran conversación”.
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