Caro Quintero y el Güero Palma, beneficios legales de los grandes capos
Sabemos poco de los procesos judiciales contra narcotraficantes. Ni la implementación del nuevo sistema de justicia penal, con los juicios orales, dio la transparencia y visibilidad a los casos para evitar que ministros de la ley tomen decisiones con base en la corrupción.
Columna: Expedientes MX
Autor: Norberto Vázquez
Para los que comercializan droga a gran escala, para los que ordenan y llevan a cabo un sin número de asesinatos y desapariciones, para los que corrompen vidas y autoridades gubernamentales también se ejerce el Derecho. Maltrecho y a modo, pero se les ejerce.
Los jueces en este país se cuecen aparte. Sabemos poco de los procesos judiciales contra narcotraficantes. Ni la implementación del nuevo sistema de justicia penal, con los juicios orales, dio la transparencia y visibilidad a los casos para evitar que ministros de la ley tomen decisiones con base en la corrupción.
Dos casos. Rafael Caro Quintero, líder del cartel de Guadalajara durante la década de los 80, ordenó secuestrar al agente de la Administración de Control de Drogas estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés) Enrique Camarena Salazar, así como al piloto mexicano Alfredo Zavala Avelar.
Ambos fueron asesinados. La muerte del policía estadounidense, ocurrida en 1985, provocó una de las crisis más profundas en la relación entre México y los Estados Unidos. Caro Quintero huyó a Costa Rica donde fue detenido en abril de 1985. Las investigaciones sobre el homicidio revelaron que el capo y el cartel de Guadalajara habían creado una extensa red de aliados entre políticos, militares y corporaciones policíacas. Fue sentenciado a 40 años de cárcel por el homicidio de Camarena, pues en la legislación vigente en 1985 no se podía imponer una sanción mayor, con base en el artículo 25 del Código Penal Federal.
También se le encontró responsable de la muerte del piloto mexicano Alfredo Zavala, y de diversos delitos contra la salud, asociación delictuosa y violación a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos. El 9 de agosto de 2013, el Primer Tribunal Colegiado de Guadalajara le otorgó un amparo y ordenó su liberación inmediata, tras permanecer recluido por 28 años, al considerar que el homicidio del agente de Estados Unidos, en febrero de 1985, debió ser juzgado en el fuero común y no en el federal.
Inmediatamente, el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por su nombre en inglés) lo puso en la lista de los más buscados y aumentó a 20 millones de dólares la recompensa por su captura. El argumento: una orden de extradición a Estados Unidos que el Poder Judicial en México no consultó a las autoridades norteamericanas.
Hoy en circunstancias semejantes, se encuentra Héctor Luis Palma Salazar, alías “el Güero Palma”, el despiadado narco que en los años noventa llegó a dirigir el cártel de Sinaloa mano a mano con Joaquín “El Chapo” Guzmán, y al que sus enemigos enloquecieron al mandarle la cabeza de su mujer en una caja metálica y matar a sus dos hijos pequeños tirándolos por un puente en Venezuela.
Detenido en 1995 en Nayarit, después de que su avión se estrellara, El Güero Palma cumplió 9 de los 16 años a los que fue condenado en Estados Unidos, supuestamente, su buena conducta le valió una reducción de pena que le permitió salir por la puerta grande de Atwater en California.
De orígenes modestos, El Güero arrancó su carrera asesina como un sicario más a las órdenes del ex policía Miguel Ángel Félix Gallardo, líder del cártel de Guadalajara y maestro de los grandes capos. Bajo su protección, se establecieron los vínculos con los cárteles colombianos: de Medellín, encabezado por Pablo Escobar y de Cali por los hermanos Rodríguez Orejuela, y el narcotráfico mexicano, súbitamente enriquecido por su control de la frontera con Estados Unidos.
El Juzgado Segundo de Distrito de Procesos Penales Federales en Jalisco notificó este sábado 1 de mayo al penal del Altiplano sobre la resolución que absuelve al “Güero” Palma de la acusación en su contra por el delito de delincuencia organizada, presentada por la Fiscalía General de la República (FGR) en la causa penal 6/2018-IX.
De tal manera que el juez ordenó la “inmediata y absoluta libertad” de Palma Salazar, pero solo por el delito y causas referidas. Es decir, que el capo podría permanecer recluido en caso de encontrarse a disposición alguna otra autoridad judicial por algún delito distinto.
Ante esta disposición, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que no se puede emitir una orden para liberar a un recluso de este tipo un sábado en la madrugada “en un sabadazo”, por lo que informó que el Gobierno federal pidió un ampliación de 48 horas para investigar si fiscalías locales y el gobierno de Estados Unidos tiene alguna orden de aprehensión pendiente en contra del narcotraficante.
Caro Quintero y el Güero Palma, son sinónimo de que en este país los mafiosos, los corruptos, los narcotraficantes, los asaltantes y los asesinos son capturados y presentados ante el Ministerio Público, pero solamente tienen un riesgo de alrededor del 4 % de resultar condenados. Salen libres, y vuelven a las andadas.
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