Es una tradición en México que los reportes oficiales reseñan con particular y hasta desbordado optimismo la situación de la economía en general y de las finanzas públicas.
En muchas ocasiones he abordado en este espacio el tema de los mercenarios de la salud, que van desde los laboratorios y las farmacias, hasta los médicos particulares y, desde luego, los servicios hospitalarios y los doctores privados.