Caprichos y el gran saqueo
Por: Vladimir Galeana Solórzano
Sin lugar a dudas este ha sido uno de los gobiernos más opacos de la historia del país. La mayoría morenista en la Camara de Diputados ha servido solamente para realizar los trámites de las enormes disposiciones de dinero de la que hace gala el Presidente de la Republica, sin que exista una rendición de cuentas como lo mandata la Constitución Politica de los Estados Unidos Mexicanos. La opacidad ha sido la especialización de este gobierno, la revisión de la cuenta pública ha sido solamente un trámite que la mayoría morenista aprueba porque así lo mandata su líder.
Hasta ahora los grandes pilares de la política social del gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador han sido el engaño, la rapiña, y la disposición de los caudales públicos de forma unilateral y sin revisión o al menos una auditoría de por medio. De lo que se trata es de cumplirle todos sus caprichos a quien detenta el poder y que hasta ahora ha resultado el más voraz de cuantos mandatarios hayan ejercido el poder. Y ni que decir de las enormes cantidades de dinero que han otorgado los rendimientos de las inversiones en el Aeropuerto Felipe Ángeles, que hasta ahora sigue siendo un elefante blanco.
Hasta ahora el Tren Maya ha sido una obra cara e inservible, porque no es lo mismo trasladarse durante veinticuatro horas viendo selva y rieles, además de constatar la depredación y la desforestación de una flora y fauna que ha sido cuidada por los pobladores y los gobiernos anteriores, que tomar un avión y llegar a cualquier destino en el país en menos de dos horas. Los mexicanos de todas las latitudes hemos constatado que los caprichos de quien por ahora detenta el poder han sido muchos y bastante costosos e inútiles.
Bien dicen por ahí que cuando alguien quiere saquear parte del dinero público y tiene la posibilidad de tomar decisiones muy personalistas, simplemente realiza obras que en la mayor parte de las ocasiones resultan inservibles y costosas. Y eso es lo que ha venido ocurriendo desde el inicio del sexenio encabezado por un hombre que se siente dueño del país, del dinero de los mexicanos, y virrey de todos los estados que conforman el Pacto Federal, ese que ha pisoteado de forma cínica y descarada.
Un ejemplo de esos caprichos del Mandatario Federal son las Universidades del Bienestar, que ni siguen los programas educativos como lo mandata la ley, y que por desgracia se impusieron cuando una mujer que ni siquiera sabe leer cuatro palabras sin equivocarse. Los caprichos presidenciales han provocado un brutal daño a la Nación, porque después de hombres como Agustin Yáñez, José Vasconcelos, Jaime Torres Bodet, Protasio Tagle, Justo Sierra Méndez, Aarón Sáenz, Jesus Reyes Heroles, Ezequiel Padilla, Felix Fulgencio Palavicini, Porfirio Muñoz Ledo, Miguel González Avelar, Plutarco Elías Calles, Emilio Chuayffet Chemor, y Narciso Bassols, no es posible un nombramiento como el de Delfina Gómez, quien ni siquiera sabe leer.
Pero eso y más habremos de aguantar los mexicanos en los siguientes meses en los que la radicalización presidencial llegue a su máxima expresión. La entrega de recursos a diversos mandatarios populistas del hemisferio ha sido una brutal ofensa a los mexicanos. ¿Porque diablos tiene que enviar el Presidente de la Republica treinta millones de dólares al tirano de Díaz Canel? O a Nicolás Maduro, o Evo Morales? ¿Y ahora resulta que no quiso entregar la Presidencia de la Alianza del Pacífico a Perú, entrometiéndose en la democracia de ese país que eligió a una mujer a la que él considera espuria? Sin lugar a dudas el Presidente de la Republica ha enloquecido por el enorme poder que detenta. Pero todo tiene un fin, y algún día dejará de tener fuero. Al tiempo. [email protected]
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.
