Ningunear a los pueblos indígenas
Caminos del Mayab
Por Martín G. Iglesias
Andar por todo el país pidiendo perdón a los pueblos originarios, es una buena publicidad para los que encabezan la “Cuarta Transformación” (4T) del País, tomarse las fotos correspondientes y simular el interés por las culturas ancestrales origina buenos dividendos ante los ojos del mundo.
Sin embargo, la teoría dista mucho de la práctica, pues el 29 de diciembre pasado, la Consejería Jurídica de la Presidencia de México envió a la Cámara de Diputados una iniciativa que plantea la desaparición del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), donde busca que el instituto sea absorbido por el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), “Se propone la transferencia de funciones a través de la desincorporación por fusión del INALI al Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI)”, indica la iniciativa, todo por ahorrarse unos pesos en el Presupuesto de Egresos de la Federación del 2022, que seguramente irán a parar a programas que no tienen reglas de operación claras.
Dirá usted amable lector, ¿eso como perjudica a Quintana Roo? Pues déjeme decirle que aquí en nuestro estado existen cerca de 250 mil mayahablantes, que quinquenio con quinquenio disminuye más esta población, precisamente porque no existe una promoción para el fomento de la conservación de la lengua maya; eso sí, todo mundo los presume en sus promociones turísticas, pero casi nadie se preocupa por el desarrollo de estos pueblos.
Afecta la desaparición del INALI porque es ahí precisamente donde establecen las políticas lingüísticas en México; así que su eventual desaparición tiene, además de las consecuencias lingüísticas, implicaciones jurídicas complejas en el manejo de la diversidad lingüística del país. Y la Península de Yucatán suma cerca de 750 mil personas que hablan el maya.
No basta con la Universidad bilingüe en José María Morelos, es necesario más apoyo al fomento de la conservación y expansión de la lengua maya. Aquí la representatividad del INALI, prácticamente es nula; ni el Instituto de Cultura y las Artes de Quintana Roo a cargo de Jacqueline Estrada Peña, ni el Instituto para el Desarrollo del Pueblo Maya y las Comunidades Indígenas del Estado a cargo de Delta Moo Arriaga han hecho trascendental por los hermanos mayas.
Una vez más, desde la Federación, el Estado y Municipio, los verdaderos dueños de estas tierras, los pueblos originarios, son ninguneados, vejados y humillados, pues mientras a programas no prioritarios se asignan partidas millonarias, para la promoción del Desarrollo de los indígenas, solo les dan migajas.
Eso pasa, porque en la Cámara de Diputados no hay representación indígena real, puro “cachirul” que ni siquiera sabe hablar la lengua de la cultura que dice representar. Ni qué decir en la XVI Legislatura, donde esta vez, nadie defiende a los mayas.
SASCAB
A propósito, el primer día de 2022, la poeta y ensayista zapoteca, Irma Pineda, representante de los pueblos indígenas de México y América Latina ante la ONU, escribió en Twitter: “Este 2022 comienza el Decenio Internacional de #LenguasIndígenas y al mismo tiempo Consejería Jurídica de @lopezobrador_anuncia la desaparición del INALI ¿No querrán que de una vez nos suicidemos los hablantes que quedamos?”. Ahí se las dejo…
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