Mensaje dominical 4to Domingo de Adviento
La fe de José
San José se nos presenta en el Evangelio como modelo de paternidad responsable. Aceptó a su esposa María en situación muy comprometida, cargó con su familia y le dio protección, atención y cuidado en todo momento, pero sobre todo en los momentos mas duros y difíciles. Todo gracias a su fe. No fue fácil para José cumplir su misión en la Sagrada Familia de Nazaret. “Antes de que vivieran juntos José y maría, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo estaba esperando un hijo, José su esposo que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto”. Pero también era un hombre de fe. Esta no fue la única vez que José se vio en serios apuros para realizar una misión sublime pero muy difícil e incomprensible, también tuvo que desplazarse a Belén cuando María estaba a punto de dar a luz, tuvo que huir también a Egipto cuando Herodes buscaba al niño para matarlo, y en todas estas situaciones difíciles, la intervención del ángel del Señor resolvió los problemas.
“Un ángel del Señor le dijo en sueños: José hijo de David no dudes en recibir en tu casa a María tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo” ¿Qué tanto entendería José del mensaje del ángel?, sólo desde la fe podría comprender algo. Pero dejó el significado pleno de aquellas palabras en aquel del cuál procedía, creyó a Dios y no dudó de sus palabras. En nuestra vida muchas veces no entendemos los acontecimientos desconcertantes, pero decimos: Dios sabe porque pasan las cosas. Creer es dejarle a Dios el sentido pleno de los acontecimientos que no entendemos. Creer es confiar plenamente, aunque no veamos claro. Creer es esperar contra toda esperanza. Creer es aceptar que Dios nos puede hablar de cualquier manera incluso en los sueños.
“Cuando José despertó del sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor”. En todas las ocasiones en que el ángel del Señor le habla en los sueños, José se levanta inmediatamente y hace lo que el ángel le dice en los sueños. La fe de José es viva y operante. No se queda en sueños, ideas, creencias vagas o teorías, sino que baja a la práctica y se convierte en acciones concretas. “Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y más dichosos los que la ponen en práctica”. Nuestra fe cristiana es práctica y de acciones concretas, no se queda en ritos, en sentimientos, en elucubraciones. La fe tiene que hacerse vida de nuestra vida. El culto tiene que hacerse cultura, los sentimientos tienen que manifestarse y demostrarse en obras. Si creemos que Dios nos amó primero, debemos también nosotros amar a Dios y a nuestros hermanos, practicando las obras de misericordia. Sigamos el ejemplo de José, que creyó en el mensajero del Señor y puso inmediatamente por obra el mensaje recibido, ¡Así sea!
+ Pedro Pablo Elizondo Cárdenas. L. C.
Obispo de Cancún-Chetumal