Mensaje dominical 30 de mayo: Gocemos del inmenso amor de Dios
Mensaje dominical 30 de mayo por Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, Obispo de la Diócesis de Cancún-Chetumal.
1.-Bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. El mandato de Cristo a sus discípulos, es hacer más discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. De esa forma los bautizados son bañados, sumergidos y envueltos en el océano inmenso del amor de Dios que es Padre misericordioso, creador del cielo y de la tierra; que es Hijo salvador, liberador y sanador de las almas; y que es Espíritu Santo dulce huésped y santificador de nuestras almas. En esta fiesta de la Santísima Trinidad no buscamos entender el misterio sino vivir y gozar el misterio del inmenso amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
2.-Un día un pececillo, nadaba en lo más profundo del inmenso mar y se encontró a otro pececillo y le pregunto: “¿Has visto el océano? Me dijeron que el océano es inmenso y maravilloso, lo ando buscando, pero no sé dónde está”. Y siguió nadando dentro del océano inmenso buscando el océano maravilloso que le habían contado. El misterio inmenso del amor de Dios Trino, no es para entenderse sino para gozarse, vivirse y compartirse.
Que el Espíritu Santo nos haga sentir el inmenso amor de Dios Padre providente que nos cuida, nos protege y nos provee en todas nuestras necesidades. Nos haga sentir el amor total de Cristo que lo dio todo en la Cruz para redimirnos de nuestros pecados, devolvernos la paz y abrirnos las puertas del cielo. Que nos haga sentir el amor ardiente del Espíritu Santo que como llama encendida ilumina nuestro camino, nos consuela en las penas, nos fortalece en las dificultades, nos guía en el camino y nos santifica cada día.
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3.-En la inmensidad del océano. Al sentirnos sumergidos y envueltos por el bautismo en la inmensidad del océano del amor eterno de Dios, nos sentimos sobrecogidos y asombrados y exclamamos: “Gloria al Padre, Gloria al Hijo y Gloria al Espíritu Santo”. Este bautismo de amor nos llama no solo a alabar, bendecir y adorar al Padre al Hijo y al Espíritu Santo; sino también a corresponder a ese amor con obras que le den gloria y a poner toda nuestra confianza en su divina providencia. Correspondamos al inmenso amor de Dios; haciéndonos fieles discípulos suyos, buscando cumplir fielmente sus enseñanzas y emprendiendo todas nuestras obras en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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