Las tres tentaciones
- Primera tentación. “Dile a esta piedra que se convierta en pan”.
El demonio quiere inducir a Jesús a usar todo su poder para dar a la gente todas las cosas materiales que ellos quieran. Jesús sabe que las cosas materiales nunca pueden satisfacer a la gente. Su principal tarea era alimentar sus mentes y sus corazones con la palabra de Dios. Esta es la tentación de dar al pueblo lo que quiere en vez de darle lo que necesita. Es la tentación de agradar a la gente, dándole lo que le produce satisfacción inmediata. Tenemos hambres más profundas y necesidades más grandes, porque no somos bestias sino seres humanos. El pan es para el cuerpo, nada más. Después del milagro de la multiplicación de los panes, la gente volvió a Jesús buscando más pan, pero Jesús no quiso darles pan. Y les dijo: no trabajen por una comida que no dura; trabajen por el alimento que dura hasta la vida eterna. También nosotros estamos tentados a pretender vivir para comer y no comer para vivir. Tenemos la tentación de querernos contentar con puras cosas materiales y aunque no negamos el alimento espiritual lo descuidamos y nunca encontramos tiempo para la oración y ,sin embargo, las cosas más importantes de la vida no son cosas.
- Segunda tentación. “Todo esto será tuyo, si me adoras”.
Cristo vino a establecer un reino espiritual y el demonio quiere inducirle a instaurar un reino político basado en el poder, más que en el amor. El poder es más fácil que el servicio del amor. Es más fácil controlar al pueblo, que amarlo. Es más fácil dominar al pueblo, que servirlo. Cristo no vino a dominar ni a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate de muchos. Cristo no hizo alarde de su poder divino, sino que se despojó de su categoría divina y se hizo servidor de todos. Siempre estamos tentados a sustituir el amor por el poder, pero el reino de Cristo es reino de amor, de justicia y de paz.
- Tercera tentación. “Arrójate desde aquí”.
La tercera tentación consiste en hacer un show espectacular que despierte la admiración y el asombro de las masas y así Jesús se haría famoso rápidamente en todo Jerusalén. El sensacionalismo lleva a buscar la propia gloria, en vez de la gloria de Dios. Jesús no quiso saltar porque no quería fans que lo admiraran, sino que quería seguidores y discípulos que imitaran su estilo de vida. La fe no es magia sino confianza en Dios que nos compromete a amarle y a adorarle como al único Dios verdadero.
- Las tres tentaciones.
Las tres tentaciones tocan la esencia de la misión de Jesús, porque Jesús vino a establecer un reino muy diferente al que satanás le estaba proponiendo. Las tres tentaciones al final se reducen a una sola: Poner primero las cosas materiales y la propia gloria, y poner en segundo lugar las cosas espirituales y la gloria de Dios. Tenemos que fijar los ojos en aquel que no quiso convertir las piedras en panes, ni dominar el mundo con gran poder, ni saltar de grandes alturas. Estas tentaciones le ayudaron a Jesús a tener clara su misión y a entregarse por entero a realizarla plenamente. Resistir y vencer la tentación no es fácil, pero en Cristo tenemos un ejemplo y un aliado para vencerla. Todo hombre es sometido a la tentación y Cristo también quiso someterse a la tentación para enseñarnos a vencerla con el arma de la Palabra de Dios.
+ Mons. Pedro Pablo Elizondo Cárdenas
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