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Mensaje dominical del Obispo :Es necesario orar siempre, sin desfallecer.

Mensaje dominical del Obispo :Es necesario orar siempre, sin desfallecer.

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1. Jesús hoy nos cuenta la parábola del juez injusto que no temía a Dios ni respetaba a los hombres y de la viuda insistente que le pedía justicia contra su adversario. Finalmente, la insistencia de la viuda logró que el juez malo le hiciera justicia para que no lo siguiera molestando y Jesús comenta ¿Creen acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos cuando claman a Él? Necesitamos orar siempre sin desfallecer porque Dios oye siempre el clamor de su pueblo. Nunca debemos cansarnos de orar, pidiendo a Dios su ayuda, pero también dándole gracias y bendiciéndole por todas sus bendiciones y gracias que a diario nos concede. Antes de pedir tenemos que darle gracias y el corazón de Dios se
conmoverá con la nobleza de nuestro corazón. Antes de quejarnos de no recibir su respuesta, tenemos que reflexionar si lo que pedimos es la voluntad de Dios y si lo que pedimos es como Dios quiere que lo pidamos.
2. La insistencia y perseverancia en la oración son signos de la fe y de la confianza en Él. Sólo el que cree y confía en Dios no se cansa de pedir. Por eso la primera petición de nuestra oración debería ser: ¡Señor auméntanos la fe! Otro requisito de una buena oración, es la pureza y sinceridad de corazón. Necesitamos abrir el corazón de par en par para escuchar a Dios y hablar con Dios. La conciencia de nuestra vulnerabilidad, de nuestra debilidad y de nuestra pequeñez, también nos ayuda mucho a entrar en oración. También se requiere muchísimo silencio para escuchar la voz quedita y suave de la voz de Dios que nos habla.
3. Los frutos de la oración son patentes: la paz, la seguridad y certeza interior; la alegría, el amor y la fortaleza en medio de las dificultades. Paradójicamente en la oración cuando somos débiles entonces somos fuertes. Cuando sentimos nuestra vulnerabilidad nos volvemos resistentes e invencibles. Cuando reconocemos nuestros pecados y los
confesamos, recuperamos la paz y la quietud del alma. ¡Vigila y ora para que no caigas en la tentación! Es necesario orar siempre sin desfallecer, para poder recibir una y otra vez la luz y la fuerza del Espíritu Santo que nos permite avanzar en el camino de la
voluntad de Dios. Como cristianos, somos lo que oramos: oramos poco, somos poco
cristianos; oramos mucho seremos buenos cristianos. Ser buen cristiano es orar siempre sin desfallecer.

Adriana Solis Davlos

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