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Maíz Talón de Aquiles de México frente a Trump

Maíz Talón de Aquiles de México frente a Trump

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Maíz Talón de Aquiles de México frente a Trump

Por errores en políticas agrícolas desde hace décadas, importamos más de la mitad de este grano básico para los mexicanos

Independientemente del 25 por ciento del probable cobro a las exportaciones de México por parte del vecino país del norte, existe otra arma letal para la economía y los mexicanos.

La falta de autosuficiencia alimentaria en especial en maíz nos hace rehenes de esta nación, así como de otras y lo más contradictorio es que de territorios en guerra como Ucrania, importamos trigo y otros granos, mientras que aquí,por no podemos acabar con el crimen organizado que cobra altas cuotas por extorsiones a los productores y campesinos.

Aunado a esto, la pausa en dicha imposición de aranceles por un mes a productos de origen mexicano, que acordaron  el presidente estadounidense, Donald Trump, y la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, disipó temporalmente el temor a una guerra arancelaria, pero los nubarrones aún están en el cielo nacional.

Como se sabe, México tiene un superávit comercial con Estados Unidos de cerca de 160,000 millones de dólares, conforme a cifras de finales de 2024. Y el volumen del comercio anual entre ambos países supera los 800,000 millones de dólares. Asimismo, más del 80 por ciento de las exportaciones mexicanas tienen como destino final Estados Unidos. Lo que hay que aclarar es que este dinero en su mayoría pertenece a empresas estadounidenses, por lo que los aranceles los tendrían que pagar ellos mismos, como en el caso de las armadoras de automóviles, refrigeradores, televisores, etc.

Conforme a cifras oficiales, México el mayor socio comercial de Estados Unidos, que equivale al 30 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo al Instituto Mexicano de Competitividad (IMCO), nos pone en jaque esta situación, además de que los sectores más afectados, serían la agroindustria y como precisamos el automotriz.

En el campo agrícola el 50 por ciento de los tomates que se consumen en Estados Unidos provienen de México, mientras que el 80 por ciento del aguacate consumido en EU es importado desde México. per desgraciadamente en granos somos deficitarios de manera enorme.

FALTA MAYOR INVERSIÓN

La crisis en la producción de maíz en México este 2024 pone en evidencia la fragilidad de la obtención de alimentos en un entorno de crisis climática,aseveró en un artículo Ana de Ita, directora del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano.

Se prevé que este año se produzcan sólo 23.4 millones de toneladas del grano, de las 27 o 28 millones cosechadas al año desde 2016.

Esta caída ocurrió al término del sexenio de AMLO, quien como se sabe, se propuso lograr la autosuficiencia alimentaria afectada por del desmantelamiento de las políticas agrícolas y de las instituciones de financiamiento y comercialización que sostenían la producción.

Ahora estamos en manos del mercado abierto de los productores de Estados Unidos, dijo. “Los agricultores comerciales que siembran con riego en el ciclo otoño invierno, y producen alrededor de 8.8 millones de toneladas, fueron los más afectados.

Los pocos programas que mantuvo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador dejaron fuera a quienes tienen más de cinco hectáreas de riego. Así, 84 por ciento de la producción de maíz no tuvo ningún subsidio”, resaltó.

Sinaloa aporta alrededor de 74 por ciento del ciclo otoño-invierno, y 24 por ciento nacional. Su maíz blanco, híbrido y no transgénico se destina principalmente a la alimentación de la gente en las ciudades.

La eliminación de los subsidios para los agricultores de riego provocó la reducción de la producción a partir de 2019, pero en 2023 repuntó alentada por los buenos precios internacionales.

El gobierno, más interesado en bajar los precios de los alimentos que en garantizar la seguridad alimentaria del país, promovió las importaciones de maíz por medio del Acuerdo de Apertura contra la Inflación y la Carestía, firmado en octubre de 2022.

Quince empresas transnacionales pudieron importarlo sin regulaciones ni aranceles, incluso de países con los que México no tiene tratados comerciales.

En 2023, las importaciones del grano alcanzaron la cifra récord de 19.8 millones de toneladas. Al igual que en 1996, el gobierno realizó dumping en contra de los productores de maíz al inundar el mercado interno con grano importado de Brasil (1.8 millones de toneladas) y de Sudáfrica (259 mil).

Los maiceros de Sinaloa tuvieron enormes dificultades para comercializar su producción: el precio de mercado de 5 mil 625 pesos la tonelada estaba muy por debajo de los 7 mil pesos que demandaban para cubrir los costos de producción y lograr algo de utilidad.

El gobierno decidió no otorgar un sobreprecio para un ingreso objetivo, sino pagar la totalidad de los 7 mil pesos como precio de garantía, sólo para la compra de un millón de toneladas a quienes tuvieran menos de 10 hectáreas.

En respuesta a este esquema de comercialización y ante la falta de soluciones del gobierno, los agricultores tomaron las casetas de peaje de las carreteras, las calles aledañas al palacio de gobierno, las plantas de Pemex en Topolobampo, Guamúchil y Culiacán;
también paralizaron varios días el aeropuerto de Culiacán. Sostuvieron reuniones con el gobernador y en la

Ciudad de México intentaron, sin éxito, ser recibidos por el entonces presidente AMLO.

Aunque lograron ampliar el volumen de producción que Segalmex, misma que está en proceso de liquidación, incluiría en el precio de garantía, y la participación del gobierno del estado, no lograron abarcar la totalidad de la cosecha. Las dificultades de  comercialización retrasaron los pagos y varios cayeron en cartera vencida. Se emitieron órdenes de aprehensión por sabotaje contra dirigentes de organizaciones de agricultores y algunos fueron encarcelados.

El maltrato sufrido, la falta de rentabilidad de la producción y de recursos para la inversión, aunado a la escasez de agua en las presas provocaron la caída de la producción del ciclo otoño-invierno 2024 en 4 millones de toneladas.

Los productores se movilizaron nuevamente para comercializar 4.9 millones cosechadas en 2024. Con las elecciones presidenciales en puerta, el gobierno activó las órdenes de aprehensión contra los dirigentes y acordó un apoyo de 950 pesos por tonelada.

La producción del ciclo primavera-verano, que ha contado con mayores subsidios, también redujo su volumen en 2023 y 2024 en casi un millón de toneladas respecto a 2022.

Hasta septiembre de 2024, las importaciones de maíz registraron 18 millones de toneladas, 3.4 millones más que en la misma fecha del año anterior, por lo que es posible que el año concluya con una importación de alrededor de 23.1 millones de toneladas.

La dramática reducción de la producción de maíz no fue provocada por una situación coyuntural, sino por la falta de políticas agrícolas. La rentabilidad de su cultivo está cuestionada y la descapitalización de los agricultores comerciales es una realidad. Mientras  tanto, la dependencia alimentaria del país se amplía.

 SIN MAÍZ NO HAY PAÍS

El panorama agrícola de México enfrenta una coyuntura crítica, marcada por una disminución significativa en la producción agrícola particularmente en el noroeste del país, escasez de agua, fluctuaciones de precios internacionales de los granos, así como una notable falta de apoyo público a la producción y rentabilidad.

Asimismo, la presencia y dispersión de plagas y enfermedades y fenómenos ambientales más drásticos amenazan la rentabilidad de cultivos esenciales y la seguridad alimentaria del país, aseveró César Ocaña Romo, director de la empresa consultora NexusAgronegocios.

El especialista en análisis agroalimentario señaló que, según previsiones oficiales, en 2024 se tuvo una reducción de más del 15 por ciento en la producción de maíz blanco con relación al año anterior, lo que regresó a este cultivo a niveles de hace 10 años, lo que implica una caída significativa en el alimento principal de los mexicanos.

El también ingeniero agrónomo explicó que según expectativas del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) para el 2024, se espera una producción de esta variedad de maíz, de aproximadamente 20 millones 594 mil toneladas, mientras que en 2023  se produjeron 24 millones 346 mil toneladas, lo que representa una caída aproximada de 15.4 por ciento.

Esta caída en la producción de maíz blanco regresa a nuestro país a niveles del 2014, año en el que se cosecharon 20 millones 710 mil 883 toneladas de maíz blanco, aseguró Ocaña Romo.

Agregó que para este año se tiene una reducción de entre el 85 y 90 por ciento en la superficie de siembra de maíz en Sinaloa, lo que representa un gran reto, ya que esa entidad es el granero de México con 20 a 25 por ciento de producción anual del grano blanco, ya que de una producción -en 2023- de 24 millones 247 mil 467 toneladas, en esa entidad se produjeron seis millones 591 mil 166 toneladas.

El director de la consultora NexusAgronegocios, alertó que este panorama se complica aún más con el debate sobre el maíz transgénico, exacerbado por la reciente pérdida en el Panel de controversia del T-MEC.

“A pesar de la prohibición del consumo humano directo de maíz genéticamente modificado por su presunto impacto en la salud humana, la política parece concentrarse en la protección simbólica del maíz criollo y la biodiversidad, sin abordar los problemas estructurales que enfrentan los campesinos: pobreza, bajos rendimientos y acceso a mercados rentables”, enfatizó.

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Otro de los grandes retos lo representa la producción de trigo para este 2025, ya que se registra una caída de 66 por ciento en la siembra de este grano en Sonora, lo que representa un gran peligro, ya que es la principal entidad productora con un millón 994 mil 573.76 toneladas en 2023, lo que significó el 57.38 por ciento de la producción nacional de ese año.

En términos generales, la producción de trigo en México se prevé que caiga más de 24 por ciento, al pasar de tres millones 476 mil toneladas en 2023 a dos millones 634 mil toneladas en 2024.

Lo anterior se vuelve más complicado porque México, tiene un déficit en la producción de trigo harinero, pues su producción sólo satisface el 25 por ciento de los requerimientos nacionales, por lo que importa trigos panificables de Estados Unidos y Canadá, entre otros países.

César Rafael Ocaña preciso que en conjunto estos elementos pintan un cuadro complejo para el sector agroalimentario de México hacia 2025, siendo imperativo que las políticas públicas adopten un enfoque más holístico que no solo responda a los desafíos actuales, sino que también anticipe y mitigue futuros problemas.

La dependencia en la importación de maíz, representa aproximadamente el 50 por ciento del grano que se consume en México ya que en el 2024 las importaciones se estiman que ascendieron a casi 24 millones de toneladas, lo que impide avanzar en la soberanía alimentaria en nuestro país, aseguró César Ocaña Romo, director de la consultora NexusAgronegocios.

El especialista en análisis agroalimentario señaló que la Iniciativa de Decreto Constitucional en materia de “conservación y protección de los maíces nativos” tiene un objetivo valioso, pero no puede ser una estrategia aislada.

Según expectativas de producción de 2024, del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), con cifras preliminares, se estableció una producción total de 23 millones 586 mil toneladas de maíz (20 millones, 594 mil toneladas de grano blanco y 2 millones 922 mil de amarillo), mientras que las compras al extranjero fueron de entre 23 millones 600 mil toneladas y 24 millones de toneladas.

Ocaña Romo, resaltó que pese a que la iniciativa de Decreto constitucional busca preservar la diversidad genética y refuerza la narrativa de soberanía alimentaria, en la práctica no modifica el status quo: la siembra de maíz transgénico ya estaba prohibida, y las importaciones de maíz amarillo transgénico, indispensables para la producción pecuaria, permanecen intactas.

Lo anterior, dijo, evidencia una desconexión entre las políticas públicas y los desafíos estructurales del campo mexicano.  La iniciativa, loable en términos de conservación, no aborda otros problemas fundamentales como la dependencia de importaciones, que representa aproximadamente el 50% del maíz consumido en México, o la falta de acceso a tecnologías agrícolas que permitan a los productores ser competitivos frente a mercados internacionales.

“Sin medidas de apoyo económico, incentivos para la producción local ni estrategias de seguridad en regiones agrícolas, el simbolismo de la reforma se diluye en las necesidades prácticas de los agricultores” señaló el experto agropecuario.

“En Sinaloa, uno de los mayores productores de maíz, la violencia e inseguridad son problemas recurrentes que afectan directamente a los agricultores. Sin garantías de seguridad, los altos costos de producción y la falta de acceso a biotecnología mantienen en desventaja a los pequeños y grandes productores. No tiene sentido proteger el maíz nativo si los agricultores están desprotegidos frente a la violencia y la pobreza”, expresó Ocaña Romo.

César Ocaña agregó que, sin acceso a las nuevas tecnologías, los productores enfrentan costos más altos y menor competitividad. Aunque la iniciativa parece diseñada para proteger a los pequeños agricultores, sin subsidios adecuados ni apoyo tecnológico, los problemas de baja productividad y pobreza persistirán.

Cabe recordar que México perdió recientemente el Panel de controversia del T-MEC sobre la prohibición del consumo humano directo de maíz genéticamente modificado, argumentando un presunto impacto en la salud humana que no pudo acreditar, siendo el 13 de febrero la fecha límite para derogar esta prohibición.

El director de la Consultora NexusAgronegocios, añadió; “El sector agropecuario mexicano requiere políticas integrales más ambiciosas que vayan más allá de lo simbólico. Se deben priorizar la seguridad en las regiones productoras, sin ello el campo no puede prosperar; los agricultores necesitan acceso a biotecnología y mejores prácticas para competir globalmente y fundamental es el evitar tensiones con socios como Estados Unidos, garantizando que las políticas públicas sean pragmáticas y sostenibles.”

El regreso de Donald Trump añade presión sobre las decisiones agropecuarias de México, desde la inseguridad hasta las tensiones comerciales. Esto subraya la urgencia de equilibrar soberanía alimentaria con pragmatismo y estabilidad interna.

La protección del maíz nativo no debe quedarse en un gesto simbólico. Es el momento de transformar las palabras en acción, de trabajar juntos en una visión agrícola que honre nuestra tradición y fortalezca al campo mexicano frente a los retos globales del siglo XXI. El campo mexicano necesita más que narrativas: necesita resultados concretos, concluyó César Ocaña.

La Chispa


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