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Una mujer de 105 años obtiene su maestría en Stanford

Una mujer de 105 años obtiene su maestría en Stanford

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Una mujer de 105 años obtiene su maestría en Stanford

Virginia “Ginger” Hislop, una mujer de 105 años, alcanzó un hito excepcional al subir al escenario de la Universidad de Stanford para recibir su maestría en educación, un logro que comenzó a perseguir en 1940.

Antes de esto, Virginia había completado con éxito su licenciatura en educación en la misma institución y se había inscrito directamente en un programa de maestría.

Sin embargo, su trayectoria académica se vio interrumpida durante la Segunda Guerra Mundial cuando su prometido fue llamado a filas. En lugar de defender su tesis de maestría, Virginia se casó con él y se mudaron juntos a otro estado.

Su historia inspira a personas de todas las edades a perseguir sus sueños educativos y a no rendirse frente a los desafíos
Su historia inspira a personas de todas las edades a perseguir sus sueños educativos y a no rendirse frente a los desafíos

Después de 83 años, decidida a cumplir su sueño educativo, Virginia regresó a Stanford para completar los requisitos pendientes de su maestría.

En la ceremonia de graduación, celebrada el 16 de junio, fue honrada como una “defensora acérrima de la igualdad y la oportunidad de aprender”. Su familia, incluidos sus nietos y bisnietos, la apoyaron con entusiasmo mientras recibía su merecido reconocimiento.

David Schwartz, portavoz de la Universidad de Stanford, elogió los “tremendos logros educativos” de Virginia Hislop

Destacando su dedicación y persistencia a lo largo de los años. La graduación de Virginia no solo fue un testimonio de su determinación personal, sino también un símbolo inspirador de que la búsqueda del conocimiento y la educación puede ser una meta alcanzable en cualquier etapa de la vida.

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Para Virginia, quien reside en Yakima, Washington, recibir su título de maestría significó la culminación de décadas de sacrificio y perseverancia. En sus propias palabras, expresó el profundo sentimiento de haber esperado mucho tiempo por este momento tan especial.

El caso de Virginia “Ginger” Hislop resalta la importancia de la educación continua y el aprendizaje a lo largo de toda la vida. Su historia inspira a personas de todas las edades a perseguir sus sueños educativos y a no rendirse frente a los desafíos que la vida pueda presentar. Su legado perdurará como un ejemplo de determinación y pasión por el conocimiento en la comunidad educativa y más allá.

Rafael Santiago


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