Leyendo ahora
Mensaje dominical para este Domingo 15 de Enero del 2023

Mensaje dominical para este Domingo 15 de Enero del 2023

rita
Mensaje dominical para este Domingo 15 de Enero del 2023

Camino Sinodal en el Discernimiento y en la apertura al Espíritu Santo

1. Después de nuestro caminar sinodal durante los meses del año 2022, donde los fieles laicos, seminaristas, consagrados, consagradas, sacerdotes y todo el pueblo de Dios han expresado sus inquietudes y deseos sobre cómo sueñan nuestra Iglesia del mañana según lo que el Papa Francisco a pedido en la práctica Sinodal de las consultas, asambleas y encuentros de diálogo, estamos caminando juntos, bajo la luz del Espíritu Santo. Ahora, todos juntos, caminamos en un discernimiento ayudados por la oración, donde guiados por el Espíritu Santo definiremos las líneas pastorales e identificaremos los desafíos que, como fruto de cada uno de los encuentros de diálogo, de escucha y cercanía, nos ayudarán para poner las bases de nuestra animación pastoral en nuestra Diócesis.

 2. “Cuando ustedes vean que una nube se va levantando por el poniente enseguida dicen que va a llover y en efecto así sucede. Cuando el viento sopla del sur, dicen que hará calor y así sucede”. ¡Hipócritas! Si saben interpretar el aspecto del cielo y de la tierra, ¿porque no interpretan los signos del tiempo presente? (Lc. 12, 54.55). Interpretar los signos de los tiempos requiere sinceridad, valentía y mucha humildad. Nos cuesta mucho abrir los ojos a una realidad dura, compleja y complicada que nos atañe profundamente y nos interpela despiadadamente. Sin embargo, sino afrontamos y encaramos la realidad que nos ha tocado vivir, nos quedaremos frenados sin poder avanzar hacia adelante. El miedo y la cobardía pueden hacer presa en nosotros, cuando presentimos que no es una nube, sino una borrasca la que nos amenaza. No obstante, no debemos olvidarnos de que nos encontramos como los apóstoles en la barca de Pedro en medio del mar, con las olas encrespadas azotando por todos los costados y Jesús dormido en medio plácidamente. En medio de esta tempestad, sentimos una profunda paz porque sabemos que Jesús está ahí en medio de nosotros dentro de la barca, porque sabemos que es Jesús quien guía la barca de la Iglesia y por eso estamos seguros que nunca se irá a pique y también estamos seguros que ella y solo ella puede conducirnos al puerto de la salvación eterna: “ánimo no tengan miedo soy yo y estoy con ustedes todos los días hasta el fin del tiempo”.

3. Estos tiempos borrascosos son paradójicamente tiempos de grandes oportunidades para evangelizar a nuestra generación. Saber interpretarlos es encontrar en ellos nuestra misión y afrontar con valentía los enormes retos que nos plantea la nueva época en que vivimos y la peculiaridad de nuestra Iglesia particular.

Te puede interesar: Mara Lezama se reunió con SICT para exponer necesidades en proyectos del estado

Los resultados de las Encuestas y de las Consultas nos sitúan todavía, en un tipo de Iglesia de Sacramentos. Esto se confirma cuando observamos el resultado obtenido al preguntarle a la gente ¿Qué es lo más le gusta de la Iglesia Católica?: el 44% respondió que la celebración litúrgica y el 22% los Sacramentos. Sin embargo, cuando vemos los resultados acerca de ¿Cuál es la función más importante de la Iglesia Católica en el mundo actual?, es la Evangelización quien ocupa indiscutiblemente el primer lugar.

Nuestra Diócesis goza de la enorme riqueza de los apostolados que, con su servicio y entrega, multiplican el dinamismo, la vitalidad de la parroquia, y que están deseosos de cumplir la misión evangelizadora; sin embargo, observamos que les hace falta el acompañamiento y la formación adecuados para tal fin. Afrontemos esta realidad con la creatividad y el acierto pastoral que estos tiempos requieren. No son tiempos para lamentar ni el pasado ni el presente, sino para avizorar y soñar el nuevo perfil de la Iglesia que queremos y que el Espíritu de Dios nos va inspirando.

4. En nuestro camino sinodal, hemos concluido la etapa de la escucha, de la consulta, del diálogo, del intercambio y ahora estamos entrando en la etapa del discernimiento, en la que el protagonismo le toca ahora al Espíritu Santo. Es la etapa del estudio, de la reflexión y sobre todo de la oración. Ahora lo importante no es escucharnos a nosotros, sino nosotros escuchar al Espíritu Santo. La secretaría del Sínodo Diocesano, ha hecho un excelente trabajo de consultar, dialogar recopilar, ordenar y codificar todo el enorme material reunido. Podemos decir que hemos podido recoger el sentir del pueblo de Dios, a través de numerosísimas aportaciones y comentarios. Podemos decir también que se ha podido ordenar los principales núcleos temáticos que se presentarán en el Sínodo Diocesano.

Hemos realizado un exitoso y extenso ejercicio de sinodalidad, pero al mismo tiempo hemos descubierto la necesidad de seguir creciendo y madurando en ese espíritu de sinodalidad; hemos experimentado su belleza, pero también advertimos la necesidad de una mayor vivencia de la sinodalidad entre los sacerdotes, entre los apostolados, entre los agentes de pastoral, en fin, en toda nuestra Iglesia particular.

Lo importante en esta nueva etapa de discernimiento es poder acoger todo este enorme material con madurez sinodal. Ahora más que nunca es importante involucrarse, estudiar, reflexionar, meditar, orar y a través de todo esto, escuchar la voz del Espíritu Santo, recibiendo de Él, no solo su luz, sino también su aliento y su fuego divino que nos convierte en misioneros de su luz, de su paz y de su amor.

Nuestro camino sinodal hacia el Sínodo Diocesano y hacia el Sínodo Universal, es una gracia y una bendición para todos que nos ayudará a superar un gran desafío de nuestra Iglesia que en nuestras parroquias impide crecer y comprometerse a los fieles laicos en sus vocaciones dentro de la Iglesia y del mundo: la sombra del clericalismo y de toda tentación de indiferencia, de aislamiento y de individualismo.

El camino sinodal pone a prueba nuestra diocesaneidad y nuestra capacidad de escuchar al Espíritu Santo y nuestra capacidad de trabajar en equipo, desenmascarando actitudes de clericalismo, de autoreferencialidad y de mundanidad espiritual.

La sinodalidad es la gran luz motivadora que mueve a los laicos a la participación y a la corresponsabilidad que les toca en la misión de la Iglesia. La sinodalidad tiene que crear estructuras, espacios y oportunidades que permitan a los laicos convertirse en protagonistas de la evangelización en sus campos propios de la familia, la educación, la acción caritativa, la escuela, los medios de comunicación, las leyes y la política

Todo bautizado iluminado y animado por la fuerza del Espíritu Santo, está llamado a ser profeta valiente en el anuncio del Evangelio y en la denuncia de los abusos, de las injusticias y de las lacras de una sociedad en acelerada degradación moral, espiritual y humana. Sin embargo, ante la misión que tenemos de ser profetas por el Bautismo, el desconocer la fe que profesamos, la falta de formación, el miedo a no ser aceptado o ser juzgado por nuestras creencias; nuestra timidez, la inseguridad personal y la baja autoestima, el individualismo que hace que no nos importen diversas acciones y sucesos mientras no nos afecten de manera personal, nos impiden hablar con valentía, franqueza y responsabilidad en nuestra Iglesia particular y en la Sociedad, perpetuando acciones que ya no son eficaces, que resultan obsoletas para nuestros tiempos actuales.

See Also
Mara Lezama firma acuerdo Histórico con Navieras para Impulsar el Turismo de Cruceros

Ante esta realidad humana, conviene recordar que la sinodalidad, tiene como objetivo primero la misión, porque la iglesia existe para evangelizar, esa es su esencia y su razón de ser. Necesitamos que el espíritu sinodal haga más eficiente y fecunda la misión. El Señor nos ha llamado para que demos fruto y nuestro fruto sea abundante y duradero. La sinodalidad es el modo de ser de la Iglesia en este nuevo milenio, es un modo de vivir y de actuar, de servir y de anunciar. La sinodalidad no es un slogan de temporada, sino una dimensión constitutiva de la iglesia. Si quieres ir rápido ve tu solo, si quieres llegar lejos, vámonos todos juntos. El camino sinodal nos hace mejores amigos y mejores misioneros. No hay nadie mejor que todos juntos.

 5. Confiamos, que, por intercesión de la Virgen María, los siguientes momentos que viviremos a nivel decanato sigan favoreciendo todas las inquietudes reflejadas en nuestro Instrumento de trabajo, que es el compendio de los núcleos temáticos que se han trabajado y que ahora reflexionaremos para prepararnos en una efectiva participación en nuestro próximo 1er Sínodo Diocesano. ¡Animo a todos!, para que en un ambiente de oración podamos poner en las manos de nuestro Señor Jesucristo todo este esfuerzo y dedicación de parte de todo el pueblo de Dios, y agradezco a cada uno de los que con corazón dispuesto se han querido involucrar en esta intención de mirar con ojos de esperanza el caminar de nuestra Iglesia particular.

“Todos Juntos Hacemos el Camino”

+ Mons. Pedro Pablo Elizondo Cárdenas. L. C.

Obispo de la Diócesis de Cancún-Chetumal

rita


© 2024 Grupo Transmedia La Chispa. Todos los derechos reservados