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Mensaje dominical del Obispo:“AMEN A SUS ENEMIGOS”

Mensaje dominical del Obispo:“AMEN A SUS ENEMIGOS”

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“AMEN A SUS ENEMIGOS”

 La ley natural y la ley de la razón es esta: “Ojo por ojo y diente por diente”. El que la hace la paga. La justicia es dar a cada uno su merecido. Si cometes un delito tienes que pagar el castigo. Incluso en el dicho popular se dice: en el pecado va la penitencia. El instinto natural nos dicta el comportamiento natural. Trata bien al que te trata bien y trata mal al que te trata mal. Todas las sociedades siempre se han regido por estas leyes naturales. Las mismas sociedades del tiempo de Cristo se regían por estas leyes naturales del odio, de la violencia y de la guerra para defenderse de las agresiones o para conquistar otras tierras. El instinto natural en los individuos y en las sociedades es atacar al que te ataca.

  1. Cristo vino al mundo para establecer la revolución y el escándalo del amor incluso a los enemigos: “Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los aborrecen, bendigan a quienes los maldicen y oren por quienes los difaman”. “Al que te golpee en la mejilla preséntale la otra”, porque si amas solo a los que te aman, no haces nada extraordinario. Si haces bien solo a los que te hacen bien, no haces nada de extraordinario. El que cree y sigue a Jesucristo, tiene que hacer algo extraordinario porque su recompensa será extraordinaria. El que sigue a Cristo tiene que hacer algo extraordinario, porque recibirá una medida buena, bien sacudida, apretada y rebosante en los pliegues de su túnica. Los paganos no hacen nada de extraordinario porque no esperan un premio eterno, ni ser hijos del altísimo

 

  1. ¿Es posible esta conducta extraordinaria fuera de lo normal y más allá de lo natural? Con las solas fuerzas de la naturaleza, no es posible superar a la naturaleza, pero con la fuerza de la gracia sobrenatural, es posible vencer los límites del instinto natural. Solo con la intervención de Dios se produce el milagro moral de amar a los enemigos. Es un cambio en el corazón natural y en las actitudes naturales que solo Dios puede lograr. La alteración de las leyes de la naturaleza es a lo que llamamos milagro. Hay milagros físicos, pero también hay milagros morales. Pidamos al Señor el milagro de cambiar nuestro corazón, para que podamos perdonar y orar siempre por los que nos ofenden y dañan. Para que podamos hacer el bien a los que nos hacen mal, para que podamos bendecir siempre a los que nos maldicen. Así sea.

 

 

+ Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, L. C.

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