Mensaje dominical: La autoridad como servicio
Mensaje dominical por Mons. Pedro Pablo Elizondo Cárdenas.
Cuando los discípulos Juan y Santiago le piden al Señor sentarse uno a su derecha y otro a su izquierda en su gloria, Jesús aprovecha para enseñarles el camino de la gloria que es la Cruz, la humildad, la obediencia y el servicio. También aprovecha Jesús para enseñarles que la autoridad no es un poder sino un servicio en su Iglesia. Los jefes de las naciones las oprimen y las gobiernan como si fueran sus dueños, pero no debe de ser así entre los discípulos del Señor, al contrario, el que quiera ser grande, tiene que ser servidor, el que quiera ser el primero, tiene que ser esclavo de todos. Como el Hijo del Hombre que no ha venido para que le sirvan sino a servir y a dar su vida por la redención de todos.
La gente busca la autoridad por varias razones, a algunos les gusta el poder que va con la autoridad, les hace sentirse importantes. A otros les gusta el prestigio que otorga. Otros buscan altos salarios. Todas estas razones tienen algo en común, ver la autoridad como oportunidad para promoverse a sí mismos. Hay dos tipos de autoridades, la que impone, domina y controla, y la autoridad que acompaña, que escucha, capacita y empodera para que los súbditos se desarrollen en sus funciones y asuman sus responsabilidades. También otro tipo de autoridad que podríamos llamar maternal que es silenciosa, escondida y amorosa, la autoridad del amor que espera, comprende, confía y acompaña.
Ambicionar el poder y dominar a los otros es un abuso de autoridad. Solo los débiles y adictos al poder ejercen su autoridad en la prepotencia, en el dominio, en la opresión y en la represión. Cuando Juan y Santiago piden los puestos más altos en su Reino, están pensando en sí mismos, no en el bien de los demás y estaban pensando en un reino mundano, cuyos puestos más altos gozarían de honor, de prestigio, de poder y de gloria. Pero Jesús les aclara que no es así en su Reino.
En su Reino, los más grandes son los que desean servir a los demás más que servirse a sí mismos. Para Jesús, la autoridad es una oportunidad para servir. Él fue el mejor ejemplo no oprimiendo y presionando a los demás sino llamándoles, invitándoles y dejándoles a ellos la respuesta. Él lideraba, pero no controlaba, su autoridad venía de su testimonio de vida. La autoridad en su Iglesia no se debe dar a los que la buscan sino a los que han demostrado que lo único que quieren es servir. Para poder servir uno tiene que estar dispuesto a beber la copa que bebió Jesucristo, la copa del sacrificio, del sufrimiento y de la Cruz. Para ejercer la autoridad del servicio uno tiene que estar dispuesto a recibir el bautismo de sangre que recibió Jesucristo en la Cruz.
En este día, con el repique de las campanas a las doce del mediodía, se abre en la Iglesia Universal el camino sinodal. En este camino vamos todos juntos avanzando hacia el encuentro del Señor. Caminar juntos escuchándonos unos a otros y escuchando todos al Espíritu Santo. La Iglesia nos invita a la comunión, a la participación, a la misión y al servicio. La Iglesia nos invita a disponernos a escuchar al Espíritu Santo que sopla donde quiere: oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va.
La sinodalidad como estilo y estructura de la Iglesia, nos lleva a ser servidores de Dios y de nuestros hermanos. Sinodalidad nos lleva a reconocer y apreciar la riqueza y la variedad de los dones y de los carismas al servicio de la comunidad. La sinodalidad nos lleva a tomar conciencia de nuestra responsabilidad y a revisar cómo se vive en la Iglesia la autoridad para superar la tentación de ejercer la autoridad como poder y no como humilde servicio a los demás. Amén. Así Sea. Mensaje dominical 17 de octubre 2021.
