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Mensaje dominical del Obispo: “VENGA TU REINO”.

Mensaje dominical del Obispo: “VENGA TU REINO”.

Mensaje dominical del Obispo: “VENGA TU REINO”.
  1. ¿Eres tú el Rey de los judíos? Tú lo has dicho: Yo soy Rey.

En el momento más dramático de la vida de Jesús. Al ser interpelado y provocado por Pilato, se reconoce claramente como rey. Su respuesta es clara y contundente “Yo soy Rey”. Pero lo que no queda claro es la naturaleza de su reino ¿de qué reino se trata? Es un reino muy especial y muy diferente a todos los demás reinos, es un reino que no se parece en nada a los reinos terrenales. Su reino no es el que esperaban los judíos para sacudirse del yugo de los romanos. Tampoco es el reino que supone pilado. Un reino que nada tiene que ver con las fuerzas de las armas, de los ejércitos, de las legiones, de las conquistas violentas. Tampoco tiene que ver con poderes políticos y ni siquiera con poderes religiosos de los Sumos Sacerdotes. Su reino simplemente no es de aquí de este mundo, no obstante sí está aquí en este mundo y dentro de cada ser humano. Es el reino de la verdad, de la justicia, del amor y de la paz.

  1. Mi reino no es de aquí.

 El reino de Cristo está aquí, pero hasta el final de los tiempos no pertenece aquí porque está en el mundo solo como peregrino. Es por esto que este reino no se funda sobre estructuras, sobre triunfos militares, sobre el sometimiento de los pueblos. No está circunscrito a un ámbito territorial, sino que se extiende a todo el ser, en todas las naciones y llega hasta el cielo. Los primeros cristianos cuando eran perseguidos, respondían a la pregunta sobre el reino de Cristo: no es terreno, no es de este mundo sino divino y angélico. Y será plenamente instaurado al final de los tiempos. Porque Cristo tiene que reinar y Él entregará el reino a su Padre y Dios será todo en todos. Sin duda alguna, Pilatos tenía noticias de las esperanzas hebreas de un rey de los judíos que marcharía a la cabeza de las fuerzas revolucionarias contra Roma, para inaugurar la era mesiánica de la libertad. Pero ese reino no es el que Pilato está sospechando o imaginando, es de una naturaleza totalmente nueva y misteriosa.

  1. ¡Venga tu Reino!

Nosotros confesamos que el Reino de Dios iniciado aquí abajo en la Iglesia de Cristo, no es de este mundo. Cuya figura pasa y que su crecimiento propio no puede confundirse con el progreso de la civilización, de la ciencia o de las técnicas humanas. Si no que consiste en conocer cada vez más profundamente las riquezas insondables de Cristo. En esperar cada vez con más fuerza los bienes eternos. En corresponder cada vez más ardientemente al amor de Dios y en dispensar cada vez más abundantemente la gracia y la santidad entre los hombres. Nosotros participamos de esa realeza porque estamos llamados precisamente a vencer las fuerzas del mal, a vencer la esclavitud del pecado, a ser libres como hijos de Dios. Nosotros lo podemos en virtud del bautismo y con la ayuda de Dios que Cristo nos ha merecido con su sacrificio, podemos establecer ese reino entre nosotros. Nuestra misión es trabajar y hacer que venga ya su reinado a nuestro mundo. Que conquiste ya todas las sociedades y todos los corazones. Nuestra misión es hacer que el reino se haga más presente, tenga más incidencia y más relevancia en las sociedades y en los corazones de los hombres. Que venga a reinar en nuestro corazón, en nuestro hogar y en nuestra patria. ¡Así Sea!

 + Mons. Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, lc Obispo de Cancún-Chetumal

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rita

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