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UNA VENTANA DE ESPERANZA

UNA VENTANA DE ESPERANZA

UNA VENTANA DE ESPERANZA
Por: Vladimir Galeana Solórzano 

Sin lugar a dudas pareciera que hasta ahora seguimos sin tener la certeza de lo que ocurrirá en Acapulco, porque hasta ahora el Presidente de la Republica se ha desentendido de lo que ocurrió con el meteoro que destrozó al otrora puerto más bello del mundo como lo señalaban en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado. La buena noticia es de que existe una ventana de esperanza para aquellos que perdieron su trabajo y su hogar.

Los hoteleros del Estado de Quintana Roo, han decidido realizar un frente para atraer al personal con experiencia en turismo para aprovechar y dar empleo a todos aquellos que se vieron afectados por el paso del Huracán Otis, y que estuvieron a merced de la muerte porque nadie les avisó de lo que se les vendría encima, aunque el Presidente de la Republica tuvo dieciocho horas para dar la alarma y no lo hizo.

Desconozco si esos lapsus brutus que tiene con significativa frecuencia, hayan sido los culpables del olvido presidencial, aunque sigo pensando que lo hizo con toda la mala leche del mundo porque necesitaba una tragedia así para convertirse en el héroe de la película. El problema es que ni aviso a los acapulqueños de lo que iban a enfrentar horas después, y los resultados hasta ahora han sido desastrozos en vidas humanas.

Lo digo con todas sus letras, una vez que el Señor Presidente deje el encargo, en mi calidad de hombre nacido en el Estado de Guerrero, Particularmente en Petatlan, cuyo significado en el idioma cuitlateca es: “Lugar de Hombres Bravos u hombres que enseñan los dientes”, yo mismo realizare una campaña para que sea aprehendido, enjuiciado y encarcelado por haber dejado a los guerrerenses sin avisarles lo que ocurriría.

No haber dado la voz de alerta es un delito grave que cometió el actual Presidente de la Republica, porque dieciocho horas antes de que ocurriera la tragedia, fue alertado por los sistemas satelitales de Estados Unidos, y prefirió callarse desestimando el aviso que le hicieron los funcionarios de los sistemas de monitoreo de los Estados Unidos. Y seguramente en otro de sus desplantes del “no pasa nada”, ahí está el desastre y las muertes que ocasionó con su silencio.

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Lo digo como un mexicano ofendido por la estupidez de un sujeto al que le avisaron horas antes los servicios meteorológicos de Estados Unidos lo que ocurriría, y tuvo dieciocho horas de anticipación para alertar a los mexicanos, y se quedó callado, lo que habla de la comisión de un delito de omisión. Las muertes causadas por el huracán pueden ser atribuibles a la pasividad del Presidente, y desde luego que puede ser enjuiciado y encarcelado. Así de simple. [email protected]

rita


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