TRATA DE MENORES EN CANCÚN
Por: Vladimir Galeana Solórzano
Sin lugar a dudas los excesos de los seres humanos son brutalmente ofensivos al entendimiento. Por eso es que tengo que relatar en este espacio, lo que ocurre cuando una sociedad se pervierte y sus componentes comienzan a perder de vista sus valores, colocando por encima sus más bastardas ambiciones que a la larga se convierten en uno de los más graves daños de cualquier conglomerado de personas.
Como señalamos en el argot popular, en todos lados se cuecen habas, y por desgracia en muchas ocasiones quienes afrontan los daños son los menores de edad. Si bien es cierto que los seres humanos tenemos una enorme capacidad para deshumanizarnos, también para causar daños irreversibles cuando los excesos, o las perversiones propias del género humano se presentan en el seno de una sociedad.
La trata de personas es el movimiento ilegal de seres humanos con propósitos de esclavitud laboral, mental, reproductiva, explotación sexual, trabajos forzados, extracción de órganos, o cualquier forma moderna de esclavitud contra la voluntad y el bienestar del ser humano, lo que habla de esa perversión que por desgracia sigue causando mucho daño en el seno de las sociedades de la actualidad.
Lo peor de todo es cuando en esa trata de personas se incluye a los menores de edad, y ese es un delito quien consiste en la explotación de mujeres, hombres, niñas, niños y adolescentes con diversos propósitos, donde se incluye en trabajo forzoso y la explotación sexual. Cualquier ser humano merece respeto, pero en el sórdido mundo de la delincuencia ese respeto desaparece cuando de alcanzar utilidades se refiere.
La trata de personas significa el reclutamiento, transporte, transferencia, albergue o recepción de personas, mediante la amenaza o el uso de la fuerza u otras formas de coerción, secuestro, fraude, engaño, abuso de poder o de una posición de vulnerabilidad o de dar o recibir pagos o beneficios. Lo,pero de todo es cuando la trata de personas incluye niños y adolescentes, circunstancia que genera indignación, pero por desgracia ese mundo sórdido sigue estando vigente en todas las latitudes de este país.
La fiscalía General de Quintana Roo ha estado investigando un catálogo donde se ofrecían menores de edad en Cancún a través de servicios sexuales. Y esta es una circunstancia grave que tiene que investigarse y castigarse con todo el rigor de las leyes penales. Fueron diecinueve personas las que se detuvieron, y lo peor de todo esto es que había un catálogo en el que se ofrecían niñas y niños con sus respectivos precios para los encuentros sexuales. A eso hemos llegado con la perversión en el principal destino turístico del país. Ojalá las penas fueran de cadena perpetua. Al tiempo.