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Revoltijo

Revoltijo

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Por Eloísa González

Por fin se vislumbra una luz al final del túnel.

Después de varias semanas que la mayoría sentimos eternas, Quintana Roo logró pasar del semáforo naranja epidemiológico al amarillo, este último color parecía inalcanzable, pero para fortuna de los quintanarroenses el panorama de la pandemia por Covid-19 que hace unos meses era negro, ahora se aclara indicándonos que la situación mejora, sin duda, un cambio favorable para el estado.

Y ya que hablamos de cambios, en lo que resta de la semana los 11 municipios de Quintana Roo estrenarán presidentes municipales, aquí algunos dirán que no soy inclusiva y que dejo fuera a las “presidentas” pues no, al utilizar correctamente presidentes incluyo a los 11.

Hecha la aclaración, los ayuntamientos, y por supuesto sus nuevos integrantes estarán de estreno y los presidentes municipales se sentirán como “niños con juguete nuevo”, la mayoría con nula experiencia en el correcto manejo de la administración pública, a excepción de la presidenta María Elena Lezama Espinosa, quien ya tiene “tablas” en el tema al ser reelecta un período más, concluyendo su mandato en 2024.

Por ahí dicen que los cambios son buenos, casi siempre si, como es el caso del semáforo epidemiológico estatal y que segura estoy a todos nos tranquiliza, además apacigua un poco el alma de los quintanarroenses y esto es un respiro.

Pero no todos los cambios resultan positivos, a veces en lugar de mejorar, avanzar, se estanca e incluso retrocede, esperemos que esto no suceda con nuestros nuevos presidentes que en sus mensajes de toma de protesta prometieron hasta lo que no, vaya, de plano nos bajaron “el sol, la luna y las estrellas”.

Pero más allá de sus emotivos, humanos y sensibles discursos, ojalá y en este período cumplan sus promesas, al menos aquellas que son factibles de cumplir.

Cada que inicia un período de gobierno todos los presidentes comienzan con el “pie derecho”, y como en el matrimonio, en los primeros meses su romance con los ciudadanos es casi perfecto, ellos trabajan incansablemente al grado de rasgarse las vestiduras por sus gobernados, esperemos que este romance llegue a buen término en tres años más cuando concluyan su administración.

Por lo pronto, la única opción es darles nuestro voto de confianza y cruzar los dedos para que no nos vaya peor de lo que nos ha ido en los últimos tres años en los 11 municipios.

¿Disminuyó la inseguridad, bajaron los índices delictivos, los quintanarroenses cuentan con servicios públicos, de salud y educativos eficientes, la recuperación económica que tanto se cacaraquea es verdadera, se trabaja para conservar los recursos naturales, hay programas sociales para la población más vulnerable, tenemos transporte público y marítimo de calidad?

Por supuesto que no, y esto debe cambiar a favor de los quintanarroenses ya que es obligación, no opción, de las autoridades garantizar el bienestar de todos.

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Son tiempos de cambio, de renovación, de movimientos en los 11 ayuntamientos, el reloj empieza a marcar el tiempo que se agotará en tres años más (2024).

Mientras eso sucede, no olvidemos seguir con los protocolos y medidas de higiene, aunque la vacunación en el estado avanza aún sigue la pandemia y lo que menos queremos es un repunte de nuevos casos y defunciones por Covid-19.

No aflojemos el paso, actuemos con responsabilidad para llegar lo antes posible al semáforo verde.

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Carlos Zadívar Cazola

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