OTRA MÁS DE JAZMIN ESQUIVEL
Caray con las grandes personalidades que desde hace algunos ayeres han venido detentando una brutal hambre de riqueza, comenzado con la Ministra Yazmin Esquivel, a quien conocí cuando era miembro del Partido Revolucionario Institucional, pero lo peor es que nunca logró acreditar que efectivamente había cursado una carrera en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Pero bien dicen por ahí que quien tiene cola larga, se le enreda con facilidad cuando de intentar convencer a los demás de su presunta honorabilidad que por cierto sigue estando por los suelos, y eso quiere decir que por mucho que ahora tenga protectores, seguirá siendo una Ministra Espuria sin detentar título alguno porque toda su vida ha sido una mujer trepadora a la vez a que ambiciosa.
No cabe duda que la mendicidad sigue latente en la Ministra espuria que ahora sigue medrando porque ahora la Universidad Nacional Autónoma de México, accede a pagarle tres millones seiscientos mil pesos a una asesora de la presunta Ministra, pese a que un tribunal determinó que la ex profesora no actuó con honradez. Lo que quiere decir que la Ministra y la exprofesora son un par de ladronas que hasta ahora han encontrado su minuta de oro.
La UNAM, mi Alma Mater, le pagará esa cantidad porque fue despedida cuando se dio a conocer el plagio de la tesis de Licenciatura de la hoy ministra espuria de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Conozco muy bien a la Ministra Jazmin, quien en su pasado como militante del PRI, nunca alcanzó a detentar una profesión, pero ahora se ha enriquecido medrando de los altos salarios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
No cabe duda que cuando la mendicidad se junta con la malandronería, lo que sigue es medrar sin pudores con tal de seguir enriqueciéndose de una u otra manera. Y ambas mujeres hasta ahora han venido medrando de los caudales públicos además de mantenerse con el dinero de los mexicanos que están destinados a mantener a la UNAM. ¿Que poca madre, no?
Jazmin Esquivel nunca cursó carrera alguna, y la conozco desde que andaba pidiendo favores en el PRI, por cierto, sintiéndose la última coca cola en el desierto, pero también hay que señalar que su osadía es la que hasta ahora le ha permitido mantener un encargo del que ni siquiera sabía que tenía que hacer, pero ahí están las constancias. Al tiempo.
