Oposición ama a EU
Triques
Los medios convencionales de México califican de situación crítica la relación con el gobierno del país del norte. Desde la campaña del actual Presidente de México la oposición busca roces entre ambos gobiernos. Los viajes de miembros del PAN han sido varios, las quejas muchas y la misma inconformidad.
La dependencia de la derecha con Estados Unidos es muy antigua. Por ello, en el momento en el que consideran superior al vecino del norte a México, crean un paternalismo que nunca ha existido de parte del vecino país, desde donde envían recursos económicos pero ante la actitud digna de los pocos presidentes que les han puesto un alto, siempre reculan. Hay que consultar la historia.
La dependencia hacia Estados Unidos terminó por contagiar a segmentos de la población que deber ser, por antonomasia, patrióticos, como es el caso de los militares, donde algunos generales retirados consideran que es superior el vecino país del norte en más de un sentido.
La oposición minoritaria en México se considera fortalecida por una parte minoritaria en Estados Unidos. La ofensiva de los republicanos contra el gobierno de México con el pretexto del fentanilo y en el contexto de sus elecciones, es como si los panistas, también segunda fuerza electoral en México, se inconformaran con el gobierno de algún país. Nadie se preocuparía por eso.
En Estados Unidos el bipartidismo coloca a los republicanos, por el momento, en la segunda fuerza electoral. Pero al ser sólo dos partidos en competencia su alarde de democracia auténtica queda en entredicho. A pesar de esas limitantes, que prohíbe la existencia de más de 100 partidos políticos en el vecino país, no falta algún despistado que siga pensando que es el país más fuerte del mundo, o que impera la democracia en su política o que su prensa es libre y autónoma. Es un país de prisioneros, el voto mismo está secuestrados por dos partidos políticos que en el fondo son lo misma
Lo peor de todo es que hay estadounidenses que creen que viven cambios cuando un partido u otro, gana o pierde, cuando en realidad siempre ganan los mismos que gobiernan y que no precisamente quienes viven en la Casa Blanca.
Pero pelean privilegios y no defensa popular ni transformación de la sociedad y las conciencias de sus integrantes. La democracia en Estados Unidos es simplemente un sistema electoral que cambia de colores para aplicar siempre la misma política.
El vecino país del norte es superior en la medida en que lo hacen sentir superior a otros. Todas las guerras las ha perdido, todas, desde luego, fuera de su territorio. Porque su política no es ganar guerras sino vender armas. Para ellos las muertes de sus soldados es lo de menos y si son hijos de migrantes o latinos, es para ellos una depuración de la población.
A pesar de ser un país derrotado en lo militar sigue siendo el espacio preferido de los opositores de derecha en México.
Acudir a Estados unidos ha sido una costumbre que tuvo éxito hasta principios del siglo pasado en la decena trágica, que inicia el 9 de febrero de 1913, cuando con la complicidad del embajador de Estados unidos en México, Henry Lane Wilson, con la anuencia del entonces presidente William Howard Taft.
Después vendría el choque con Lázaro Cárdenas, incluso con Díaz Ordaz, y ante la posición firme de México los estadounidenses han reculado históricamente, como ahora lo hacen ante la postura del gobierno de México ante la propuesta de la minoría estadounidense, a través de legisladores que, en realidad no representan a nadie.
El gobierno de Estados Unidos carece de consenso social. El nivel de abstencionismo es del 65 por ciento. Es decir, vota el 35 por ciento de la población. Sólo comparado en México al abstencionismo más alto que ha tenido en 1988, cuando se eligió a Carlos Salinas de Gortari. Desde 2012, el abstencionismo en Estados Unidos ha crecido y sigue creciendo, a pesar de todo esto y mucho más los nostálgicos del pasado siguen creyendo que es un país democrático y que es el más fuerte del mundo.
