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Neoliberalismo palaciego

Neoliberalismo palaciego

Vladimir Galana Solorzano
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El neoliberalismo es una «teoría política y económica que tiende a reducir al mínimo la intervención del Estado». También ha sido definido como «una forma de liberalismo que apoya la libertad económica y el libre mercado», cuyos «pilares básicos incluyen la privatización y la desregulación». El término es utilizado en ocasiones para referirse a cualquier posición que se oponga a limitar los mercados o reducir la Intervención del estado en la Economía.

Como siempre, el Presidente de la Republica se escuda en sus afanes de pretender que su verdad sea única e irrebatible. Pero ha sido tan rústico y tan poco afecto a los libros, que su infinita ignorancia evidencia ese papel de rasgarse las vestiduras y cortarse las venas cada vez que quiere o asume que él es el único mandatario que no tiene cola que le pisen, aunque la verdad señale todo lo contrario y los mexicanos tengamos la certeza de que llevamos al poder público de este país a un rufián de siete suelas.

Pero al inquilino de Palacio lo que más le gusta es el engrandecimiento de las instituciones públicas y la proliferación de cargos pensando que desde la más alta representación del país se puede volver a construir ese aparato obeso, que desde luego otorgaba trabajo a muchos hombres y mujeres, pero que por desgracia consumía enormes recursos públicos que debieran ser aprovechados para mejorar los servicios que presuntamente se requieren para la operatividad gubernamental.

Para que le quede claro al sujeto que por ahora detenta la Presidencia de la República, habrá que señalarle que el neoliberalismo es un modelo económico que tiene como principal objetivo disminuir el papel del estado en los asuntos comerciales, y por consecuencia es una doctrina que critica la intervención estatal en los asuntos que competen a los simples ciudadanos.

Desde luego que los principios de esta doctrina tiene fundamentos teóricos, y no son otros que garantizar la no participación en la economía, dejando por fuera cualquier inferencia gubernamental, fomentando así la producción privada con capital único sin subsidio del gobierno. Y claro está que el Presidente de la Republica le,encanta la disposición de los caudales públicos para satisfacer sus ansias de grandeza a costa de los recursos de los mexicanos.

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Al Señor Presidente lo que más le gusta es disponer de los caudales públicos para satisfacer sus más caras ambiciones. Y ahí están las obras inservibles del Tren Maya y el Aeropuerto de Santa Lucía, donde ahora despegan dos aviones por día. Y del tren Maya ni que decir aparte de la devastación, y que se descompone a cada rato porque por desgracia en ese afán de no gastar mucho para lograr grandes utilidades, compraron materiales inservibles y se ha gastado mucho más del doble de lo presupuestado. Pobre país. Pero ya se van. Al tiempo.

Vladimir Galana Solorzano


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