LA SALUD DE LOS MEXICANOS EN LA 4T
Como la ve usted amigo o amiga de cualquier rincón del país, según el inegi hay más posibilidad de morir asesinado, que de diabetes o de alguna enfermedad cardiovascular. Así de simple la circunstancia que por ahora estamos viviendo, o más bien padeciendo los mexicanos de todas las latitudes de este aún maravilloso país, dominado por la delincuencia organizada y los grandes carteles que hasta ahora son los que determinan la vida de los mexicanos.
Bien señalan algunos mexicanos ofendidos que Andrés Manuel López Obrador es el único responsable y su comitiva de hampones de habernos entregado al crimen organizado a cambio de que patrocinaran su llegada al ejercicio del poder. En las redes sociales muchos señalan que la estrategia de abrazos y no balazos no ha sido más que un simple eslogan que se ha convertido en la más cruda realidad para los mexicanos de todas las latitudes de este aún maravilloso país.
Aquellos que señalaban que la obesidad era el principal problema de salud en este país, no sabían lo que decían, porque la realidad nos indica que mientras las autoridades del ramo hicieron de la estrategia de “abrazos y no balazos”, fortaleciendo a muchas de las más grandes organizaciones criminales, si de algo podemos preciarnos es que el plomo en el cuerpo de los mexicanos ha sido muy dañino.
Nunca he abrazado a un asesino, a un criminal, o a un ladrón, porque la única vez que tuve uno de esos ejemplares frente a mi, en Durango no lo abracé, y simplemente le di la mano y le dije que yo era uno de sus más acervos críticos, y Andrés Manuel López Obrador simplemente me señalo que mi padre era un buen hombre, en relación con mi nombre de pila, pero si le señalé que mi Padre, Justino Galeana había sido Guerrillero, y que me llenaba de orgullo esa circunstancia.
Don Justino Galeana Salgado formó parte del Movimiento Cívico Guerrerense, y a pesar de no saber leer era muy bueno para usar la palabra, y fue quien encabezó la toma del Ayuntamiento de mi Pueblo, Petatlan, durante las Paradas Cívicas que se realizaron en la mayor parte de los ayuntamientos de todo el Estado de Guerrero.
Y como mi padre no sabia leer y mucho menos escribir, le dicto a mi Madre unas Palabras, después me llevo de la mano a la plaza Pública de Petatlan, me dio el papel que mi madre escribió, pidió silencio a los presentes, y les dijo que yo, su hijo, les iba a decir lo que él quería decirles. Al terminar Genaro Vazquez me regalo un billete de diez pesos, y se lo entregue a mi madre.
Me daba cinco centavos cada día para gastar en el recreo en mi Escuela Primaria Cristóbal Colón. Esos eran hombres valientes, y por eso siempre me he sentido orgulloso del hombre que me sacó de mi pueblo, Petatlan, a los once años para llevarme a MEXICO para que estudiara. Siempre se lo agradecí. Soy Licenciado en Derecho, Licenciado en Periodismo, y Maestrante en Educación. Al tiempo.