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Isla Bermeja: el mito no descifrado del Estado mexicano

Isla Bermeja: el mito no descifrado del Estado mexicano

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Norberto Vázquez/ Expedientes MX

La importancia de la isla radica en los lindes marítimos establecidos entre Estados Unidos y México en los denominados Hoyos de Dona del Golfo de México, lo que significa para nuestro país contar con una porción mayor de yacimientos petroleros submarinos transfronterizos.

En el ambiente político y legislativo de las recientes tres décadas, está el velo de opacidad sobre uno de los grandes mitos no descifrados por el Estado mexicano: ¿Dónde está la Isla Bermeja? Investigaciones gubernamentales y académicas se han realizado en torno a la posible existencia y destino de la llamada Isla Bermeja. Además, de diversa peticiones de información a la Secretaría de Gobernación, cuya respuesta oficial ha sido “que no existe tal isla”, incrementando con ello las especulaciones sobre que ocurrió con este islote.


La importancia de la isla no sólo se concibe por el valor patrimonial para México, sino también geoestratégico en el establecimiento de los límites de la plataforma continental entre México y Estados Unidos de América que afecta los yacimientos de petróleo de los denominados Hoyos de Dona en el Golfo de México. Ésta, de acuerdo a diferentes cartas de navegación de los siglos XVI al XIX, se encuentra en la Sonda de Campeche al norte de dicho estado. Se establece su ubicación en latitud 20° 33’ N y longitud 91° 22’ W.

La diferencia de la delimitación de la plataforma continental, a partir de esta isla, se mide en más de 100 millas náuticas, que de acuerdo con algunos analistas, significa la pérdida de una porción importante de los Hoyos de Dona que se traduciría en alrededor de 22,600 millones de barriles de petróleo. De este modo, el 5 de septiembre de 1997 el gobierno mexicano condujo, a través de la Secretaría de Marina, un reconocimiento para determinar la ubicación de la citada isla; reportándose por el entonces Director General de Oceanografía Naval, contralmirante Néstor E. Yee Amador, que derivado de un patrón de búsqueda de 322.5 millas náuticas cuadradas con un barrido hidracústico, se “afirma que no se encuentra en la situación geográfica de la isla y en su entorno próximo el Islote Bermeja”.


Esta situación y otras noticias sobre la no existencia de la Isla o Islote Bermeja en las coordenadas geográficas señaladas, contrapuestas a la existencia de cartas y bitácoras de navegación y de otras fuentes documentales sobre su existencia, en el contexto de la firma de los convenios de las zonas de altamar vinculados a los Hoyos de Dona entre México y Estados Unidos realizados 2011, reafirma la importancia de arribar a conclusiones sobre la existencia y destino de esta isla.
Dar una respuesta solida sobre su paradero, no se trata entonces de una curiosidad científica, de un acto político, se trata de un despertar a la conciencia de la sociedad mexicana, y ¿por qué no, mundial? sobre un problema que compromete a dos naciones.


La importancia de la isla radica en los lindes marítimos establecidos entre Estados Unidos y México en los denominados Hoyos de Dona del Golfo de México, lo que significa para nuestro país contar con una porción mayor de yacimientos petroleros submarinos transfronterizos. La zona, ubicada frente a Tamaulipas y Texas, se delimitó a partir de los Tratados de Límites Marítimos entre México y Estados Unidos, firmados en 1978 por José López Portillo y James Carter, mismos que no fueron ratificados por el Senado de los Estados Unidos, luego de conocer un informe de la Asociación de Geólogos Petroleros, que advertía del enorme potencial petrolífero del Hoyo de Dona Occidental.

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La asociación recomendó al Senado norteamericano no ratificar el tratado con México y postergarlo para profundizar estudios de diversa índole y, posteriormente tomar una resolución que le fuera favorable.
Para el año 1998, Estados Unidos cambió su estrategia y aceptó el tratado de 1978 proponiendo a México negociar otro convenio para dividir el Hoyo de Dona Occidental a partir del mismo principio de equidistancia, tomando a Los Alacranes (en lugar de la Bermeja) como punto de referencia. Durante las negociaciones bilaterales sobre esos lindes se conoció que compañías estadounidenses perforaron pozos petroleros cercanos a la frontera con México, situación que fue denunciada por el entonces senador panista José Ángel Conchello, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado en la LVI Legislatura (1994-1997).


Hoy, si el referente insular, la Unión Americana sigue “ordeñando” los pozos petroleros de la zona, sin que el gobierno mexicana haga nada para reclamar esta franja rica en petrolíferos.

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