Estrategia declaracionista quintanarroense
Por: Vladimir Galeana Solórzano
Bien dicen por ahí que “en todos lados se cuecen habas”, y habrá que señalar que esa frase tiene origen en el refranero español, y en el caso que nos ocupa habré de apuntar que se ejemplifica con habas para señalar que problemas y disgustos hay en todas partes y circunstancias. Y eso quiere decir que cuando un político, representante popular, o un gobernante, le da por hablar sin ton ni son con tal de hacerse notar, en realidad no está aportando nada a quienes por desgracia dependen de las decisiones de ese mismo gobernante.
Hasta ahora quien gobierna uno de los estados mas importantes del país por sus bondades naturales como lo es Quintana Roo, ha entrado en la misma costumbre de los integrantes del Poder Legislativo, y en muchas de las ocasiones le hacen falta argumentos para señalar a los hombres y mujeres de este aún maravilloso estado, que sus tareas de visitar todos los rincones del estado es para conocer y reconocer que aún le falta mucho por hacer para cumplir con las expectativas que despertó durante su campaña política.
Lo que quizá no ha entendido es que ya no está en campaña, y que la costumbre de salir sonriendo en los registros fotográficos le otorga un cariz de alejamiento cuando los problemas siguen ahí en todas las latitudes del territorio estatal, donde a pesar de las bondades de la naturaleza, la pobreza sigue enquistada como en el pasado. Transformar la realidad de las comunidades más atrasadas del estado no es una tarea que se combata con fotografías y sonrisas, sino con hechos y proyectos que generen la oportunidad de alcanzar mínimos de bienestar que satisfagan al menos la canasta básica.
El problema es que si quien gobierna lo hace a base de declaraciones, se volverá una costumbre en quienes tienen la responsabilidad de construir esas realidades que mejoren las condiciones de vida de aquellos que por desgracia han entrado en la marginación. Insisto, Quintana Roo es uno de los estados que tienen mayor potencial no tan solo por sus bondades turísticas, y se debe aprovechar esa circunstancia para promover estrategias de producción que propicien complementos de ese mercado que está ahí con un enorme potencial para las comunidades.
En lo personal creo que ha llegado la hora de las realidades, de transformar verdaderamente la pobreza en casos de éxito con inversión gubernamental y privada para detonar ese potencial de las comunidades que solamente esperan apoyos para erradicar la pobreza en que han vivido durante mucho tiempo. No todo es el Tren Maya, ese bodrio salido de una ocurrencia que hasta ahora ha provocado una brutal devastación de la selva y sus santuarios. Insisto, las realidades se componen de hechos y no de promesas.
Cambiar realidades no se hace con una sonrisa, sino con hechos, con proyectos que beneficien a los moradores y generen también esa riqueza que existe en las zonas con alto valor turístico. El florecimiento de la Cultura Maya es el principal indicativo de que se puede lograr la conservación de nuestras costumbres ancestrales y el llamado del progreso que tanta falta hacen en las comunidades más apartadas. Pero para eso se requiere decisión y proyectos que generen beneficios tangibles y cadenas de producción. Al tiempo. [email protected]
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.