El encuentro de Mara Lezama con la alcaldesa capitalina Yensunni envía una señal electoral
DESDE LOS ONCE PASOS
Javier Chávez Ataxca
La alcaldesa capitalina Yenssuni Martínez quiere reelegirse y su encuentro de ayer con la gobernadora Mara Lezama es una señal política de definición contundente que la deja como inminente candidata de Morena en 2024, cuando el partido del Presidente Andrés Manuel triturará a una oposición pigmea y desnutrida.
“Vienen cosas buenas para OPB”, anunció optimista la alcaldesa al compartir un párrafo en redes:
“En reunión con nuestra gobernadora Mara Lezama platicamos de la suma de esfuerzos para que nuestro municipio recupere su brillo. Sin lugar a dudas tenemos una gobernadora preocupada y ocupada por nuestra capital y sus comunidades”.
El gobierno del estado hizo una publicación casi simultánea con la foto de ambas, juntas y sonrientes. El texto enumera obras en marcha –muchas del gobierno federal, como el Tren Maya– y resalta el trabajo coordinado de los tres órdenes de gobierno para llevar bienestar y desarrollo al sur de Quintana Roo”.
El mensaje visual es clarísimo para la capital, porque podemos dar por hecho que Yensunni Martínez recibió luz verde en la aduana para ir por la segura reelección, ya que la alineación de la Cuarta Transformación es imbatible en nuestro municipio capitalino y solo queda por definir si la oposición recibirá una paliza o meterá el gol de la honra.
“Como te ves, me vi, morenita mía”, dirán los viejos priistas con desgarrada nostalgia porque ellos a partir de 1975 y por décadas se dieron el lujo de lanzar candidatos de todo tipo que eran seguros ganadores, hasta su desplome de 2016 que es definitivo en apariencia porque el PRI no tiene signos vitales.
Morenista genuina, la alcaldesa Yensunni es perfectamente identificada para bien por el Presidente Andrés Manuel, cuya popularidad por las nubes se mezcla con la de la gobernadora Mara Lezama para dejar fuera de combate a la oposición antes del inicio oficial de las campañas.
“Este arroz ya se coció”, dirán en una cocina económica de Barrio Bravo, en la vieja entraña de nuestra capital.
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