CAFÉ DE ALTURA
Mientras el huracán Milton ronda el norte de Quintana Roo con categoría 5, esta mañana 𝐝𝐞𝐜𝐞𝐧𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐦𝐨𝐥𝐞𝐬𝐭𝐨𝐬 𝐜𝐡𝐞𝐭𝐮𝐦𝐚𝐥𝐞ñ𝐨𝐬 𝐬𝐞 𝐦𝐚𝐧𝐢𝐟𝐞𝐬𝐭𝐚𝐫𝐨𝐧 𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐥𝐚 𝐝𝐞𝐭𝐞𝐫𝐢𝐨𝐫𝐚𝐝𝐚 𝐜𝐥í𝐧𝐢𝐜𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐈𝐒𝐒𝐒𝐓𝐄, ubicada frente a la plaza de las Américas en la avenida de los Insurgentes.
Entre ellos hay enfermeras y enfermeros, hartos del prolongado, injustificable e insensible abandono de la institución que en estos días —para acabarla de amolar— ha soportado el colapso de su energía eléctrica, como en un pueblo bicicletero.
𝐋𝐨𝐬 𝐫𝐞𝐜𝐥𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐬𝐨𝐧 𝐣𝐮𝐬𝐭𝐨𝐬 𝐲 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐜𝐚𝐥𝐦𝐚𝐫 𝐬𝐮 𝐢𝐫𝐫𝐢𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐚𝐩𝐚𝐫𝐞𝐜𝐢ó 𝐞𝐥 𝐬𝐢𝐦𝐛ó𝐥𝐢𝐜𝐨 𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭𝐚𝐫𝐢𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐭𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐒𝐚𝐥𝐮𝐝, 𝐅𝐥𝐚𝐯𝐢𝐨 𝐂𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬 𝐑𝐨𝐬𝐚𝐝𝐨. El exdelegado del IMSS poco pudo hacer para apaciguarlos porque la paciencia se les agotó, y vaya que ha sido abundante.
𝐐𝐮𝐢𝐞𝐧 𝐞𝐬𝐭é 𝐚𝐥 𝐟𝐫𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐫𝐞𝐩𝐫𝐞𝐬𝐞𝐧𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐞𝐥 𝐈𝐒𝐒𝐒𝐓𝐄 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐝𝐞𝐣𝐚𝐫 𝐝𝐞 𝐫𝐚𝐬𝐜𝐚𝐫𝐬𝐞 𝐥𝐚 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞𝐩𝐢𝐞𝐫𝐧𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐚𝐬𝐮𝐦𝐢𝐫 𝐬𝐮 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐨𝐧𝐬𝐚𝐛𝐢𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐝𝐞 𝐢𝐧𝐦𝐞𝐝𝐢𝐚𝐭𝐨, haciendo desde ayer las gestiones urgentes en la Ciudad de México para ir mejorando esta clínica que atiende a burócratas de nuestra capital con sus familiares.
Seguir como loros gubernamentales 𝐜𝐮𝐫á𝐧𝐝𝐨𝐬𝐞 𝐞𝐧 𝐬𝐚𝐥𝐮𝐝, 𝐚𝐜𝐮𝐬𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐥 𝐢𝐫𝐫𝐞𝐬𝐩𝐨𝐧𝐬𝐚𝐛𝐥𝐞 𝐧𝐞𝐨𝐥𝐢𝐛𝐞𝐫𝐚𝐥𝐢𝐬𝐦𝐨 𝐩𝐫𝐢𝐢𝐬𝐭𝐚 𝐲 𝐩𝐚𝐧𝐢𝐬𝐭𝐚 𝐥𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐣ó 𝐮𝐧 𝐜𝐨𝐜𝐡𝐢𝐧𝐞𝐫𝐨, 𝐞𝐬 𝐮𝐧𝐚 𝐞𝐱𝐜𝐮𝐬𝐚 𝐢𝐧𝐚𝐜𝐞𝐩𝐭𝐚𝐛𝐥𝐞 𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐬 𝐚𝐥𝐭𝐮𝐫𝐚𝐬 porque el Presidente Andrés Manuel López Obrador tuvo seis años para ir sanando al ISSSTE y no quiso hacerlo.
Ojalá ahora lo haga la Presidenta Claudia Sheinbaum que ayer dejó al frente de la dirección general del ISSSTE a Martí Batres Guadarrama, quien reemplazó a la fantasmal Bertha Alcalde Luján. Aquí se demuestra que ser mujer no basta.
La imagen de la manifestación en nuestra capital la publicó mi amigo Luis Espadas.
En mi próximo café les hablaré del huracán Milton.