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ACAPULCO TIENE HAMBRE

ACAPULCO TIENE HAMBRE

ACAPULCO TIENE HAMBRE
Por: Vladimir Galeana Solórzano

No es lo mismo vivir en un Palacio que pagamos los mexicanos para darle seriedad y prestancia a la investidura Presidencial, que por ahora desgraciadamente conduce el peor de los mandatarios que hemos tenido en tenido nuestra historia como país y como nación. Nunca antes un sátrapa del tamaño de Andres Manuel Lopez Obrador había alcanzado el poder, y lo peor de todo es que se siente un Marajá antes que darle brillo a la investidura presidencial ante el juicio de la historia.

Quizá esa historia no le importa el inquilino de Palacio Nacional, porque por mucho que intente recomponerla antes de irse, seguiremos relatando los episodios más lamentables de nuestra historia patria, y comparándola con los hechos protagonizados por el tabasqueño para medir la estatura del que ahora sigue lamentablemente dando besos en la boca a los niños, y a una que otra damisela que se le acerca.

Después de abandonar a los Acapulqueños a su suerte, aunque siga señalando que los ha ayudado mucho, quisiera yo saber que siente en sus momentos de soledad, cuando recuerda que fue alertado dieciocho horas antes de que ocurriera la tragedia por los servicios meteorológicos de Estados Unidos, y se quedó callado o se le olvidó, como ha ocurrido en otras ocasiones, pero en esta, la muerte y la destrucción son las culpas que debe pagar cuando se realice el juicio de la historia.

A dos semanas del meteoro que destruyó al otrora Puerto Más Hermoso del Mundo, él hambre se ha hecho presente porque los artículos de primera necesidad llegan en cuentagotas, y por los que respecta a la ayuda y apoyo que ha señalado el Mandatario, lo único que podemos decir es que los Acapulqueños tiene muchos motivos para odiarlo, y si se llega a aparecer por ese lugar, podemos tener la seguridad de que muchos pensarían en un linchamiento.

Un millón de habitantes tiene la zona de Acapulco, y hasta ahora no ha llegado la ayuda de manera suficiente porque los artículos de primera necesidad se terminan en un santiamén, a causa del hambre y de lo pírrico de los paquetes que se entregan por parte del Gobierno Federal y los que se le lega la gana enviar a la Gobernadora que cuida más el estado de sus uñas que el estado de gravedad que siguen viviendo los acapulqueños.

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Acapulco marcará la insensibilidad de un mandatario que dieciocho horas antes sabía lo que ocurriría, y que nunca dio la voz de alerta para que los acapulqueños pudieran tomar previsiones y protegerse de la muerte y la destrucción. Acapulco tiene hambre, y la Gobernadora Evelyn Salgado se afana más en cuidar sus uñas antes que cuidar el destino de los afectados. Pobre país con esta kakistocracia que por desgracia tenemos en todos los órdenes de Gobierno. Al tiempo.

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