¿A título de que señora Sheinbaum?
Una vez más ha dado usted una muestra de mendicidad y de haber dispuesto del dinero público, que le recuerdo que es de todos los mexicanos, porque nadie puede hacer un acto ilegal porque las leyes mexicanas sancionan a quienes por estulticia tomen decisiones de entregar dinero de los mexicanos a otros gobiernos, como usted lo ha hecho con Cuba, para seguir manteniendo la gran vida que se da Agustín Díaz Canel mientras su pueblo se muere de hambre.
Desde esta columna le quiero decir señora Sheinbaum, que usted no merece ser mandataria porque lo único que ha estado haciendo con este lamentable acto, es mostrar y demostrar que usted mintió cuando juramento el encargo de Presidenta de los Estados Unidos Mexicanos, y eso es un delito de lesa humanidad. Mira que entregarle dinero al sátrapa de Cuba, qué no a los cubanos, es una brutal mendicidad de su parte.
Y quiero decirle que la estulticia no es otra cosa que la necedad, tontería, estupidez, idiotez, imbecilidad, memez, necedad, sandez, bobada, bobería, cojudez. Y mire usted, la Real Academia Española califica a la estulticia como la tontería que, por necedad o por ignorancia, caracteriza a una persona. Y de paso le aclaro que la palabra proviene de stultus, que significa “NECIO”.
Y mire que se lo digo porque en lo personal no me cabe duda que usted ha cometido una de las más aberrantes de las decisiones, porque entregar dinero a un tirano corrupto y asesino, no es una hazaña, y mucho menos le pidió usted a los mexicanos el permiso correspondiente para disponer de los caudales públicos que son de los mexicanos, porque somos nosotros quienes tributamos y pagamos impuestos.
Pero dejemos de lado la grave falta que usted le ha causado a los recursos de los mexicanos de todo el país, para centrarnos en el hecho de que usted se ha convertido en una cómplice de uno de los gobiernos con mayor mendicidad que por desgracia están en el Continente Americano, y que durante muchos años se ha dedicado a martirizar a un pueblo noble que antaño era risueño y que ahora tiene hambre y sed de justicia.
De verdad que me da vergüenza mencionarla en una de mis colaboraciones Doña, Claudia Sheinbaum, pero quiero decirle que este acto me ha brindado la oportunidad de medir su propia mendicidad entregando dinero que es de los mexicanos, y que ni siquiera pidió permiso al Congreso para tal evento, lo que habla de su infinita estupidez y mendicidad. Por mí, puede usted irse al diablo, porque desde ahora le señalo que no seré comparsa de sus decisiones. Así de simple. Al tiempo.