Recibe una menor de edad golpiza de policías en Cancún
Las redes sociales volvieron estallar en Cancún, por el abuso de autoridad y la salvaje violencia cometida contra una adolescente y estudiante de preparatoria: “Sí, cometí errores, pero nada justifica todo el daño que estos elementos de la policía me hicieron tanto físicos como mentales”, señala Hazel Azcorra, la menor de edad que el pasado 14 de enero fue agredida física y verbalmente -no por un delincuente- sino por elementos de la policía municipal de Benito Juárez, que se supone están para cuidar y salvaguardar la integridad de los ciudadanos.
El caso debe ser investigado no solo por la agresión física y verbal a la menor, quien muestra en fotografías claros signos de violencia en el rostro, cuello y brazos -y que fue llevada a los separos de la policía y posteriormente ante un juez- sino también por el simple hecho que un bar de la Zona Hotelera permitió el acceso a una persona menor de 18 años… esa debería ser una investigación aparte.
Los hechos
La agredida narra en su cuenta de Facebook que el pasado 14 de enero acudió con un grupo de amigos a bailar y a pasar un momento grato, pues aún estábamos de vacaciones en la escuela. Cuando ya estábamos de regreso a nuestro coche para irnos a casas -recalcando que ya era lunes 15 de enero pues fue en el transcurso de las 3:30 a 4:30 am cuando se suscitaron los hechos- uno de mis amigos cometió una falta al orinar en la vía pública, por lo que los elementos de policía se acercaron a él y le dejaron ver la falta administrativa que él había cometido.
“Al ver esto yo me acerqué a preguntar que estaba sucediendo (me explican lo falta que cometió) yo le expresé que podía pasar o que podíamos hacer ante esto, ellos señalan que no había solución más que llevárselo, en ese momento la persona que estaba conmigo comenzó a gritarle a los policías, cosa que a ellos les molestó mucho y de inmediato ya había llegado una patrulla con más elementos policiacos”. Narra la agredida.
Y prosigue: “En ese momento toman a esta persona -dejó claro que sí, él se exaltó, pero no era la persona de la falta administrativa- lo someten con fuerza y entre forcejeos los someten en el piso, donde se queda quieto, ya sin hacer nada”.
Ella -la menor de edad- al ver la acción, se aleja un poco de ellos para intentar hacer una llamada por celular a sus familiares, pero no logra realizarla porque llega una mujer policía y sin decir nada o la falta que había cometido, la esposan y la suben a una patrulla,
Durante todo el tiempo ellos la estuvieron grabando sin su consentimiento: “Yo solo les expresaba las faltas que ellos también estaban cometiendo, cosa que les molestó y empezaron a gritarme “cállate, cállate… cállate pend*ja”, faltándome al respeto”.
Al llegar a la comisaría, me bajan de la patrulla y me meten al área de celdas para esperar que me pasen ante un juez, pero fue en ese momento empezó el verdadero calvario: “pues llega una elemento presuntamente de nombre Jimena Trinidad Chan Canché y comienza a agredirme físicamente, empieza dándome cachetadas sin parar. Yo le decía que dejara golpearme y que parara: incluso, le hice ver que fuera más empática por el simple hecho de ser mujer, que pensara que ella a lo mejor tiene mamá, hijas o hermanas, pero no, ella seguía golpeándome”.
“Las agresiones físicas fueron en aumento: me empezó a azotar contra la pared, luego empezó a ahorcarme, llegando casi al punto de asfixiarme porque yo ya no podía respirar. Me suelta, y vuelve azotarme contra la pared”, en su Facebook muestra las fotos de las huellas en su cara, cuello y brazos.
Tras las agresiones físicas, es llevada ante el juez, donde ella le deja entrever que la estaban juzgando como si fuera una persona mayor de edad, siendo ella menor. Ante la aseveración, la misma mujer policía le propinó otra cachetada y a cada movimiento que hacía, era una cachetada más que recibía.
“El juez, lejos de impartir justicia ni de escuchar los hechos, de manera agresiva me gritó ¡cállate! dejándome ver “mis errores cometidos”, que -repito- no creo que sea un justificante para todas las agresiones e insultos recibidos ese día. A mis amigos también los golpearon, incluso a ellos no les devolvieron ni su dinero ni sus tenis”. dice
Narra que la llevan de vuelta a una celda y la esposan sentada al piso y de espaldas, sin ni siquiera poder hacer mis necesidades: “Pasaron 30-40 minutos y me dejan ir al baño”.
Tras un largo tiempo y escuchar las voz de su mamá afuera de las celdas, la vuelven a llevar ante el juez donde la hacen firmar documentos y por fin la dejaron libre.
Para rematar la publicación en su muro de Facebook, Hazel Azcorra, señala: “Quiero dejar esto por acá para que podamos recapacitar en que mundo estamos viviendo, que tenemos que cuidarnos hasta de las personas que se suponen que están para ayudarnos y hacernos sentir seguros, lo que yo pase no se lo deseo a nadie. Sé que estas injusticias nunca van a acabar y que diariamente estamos expuestas a vivirlas”, concluye.