Mientras el chetumaleño se pudre en la añoranza, Cancún es la musculosa capital política
Por: Javier Chávez Ataxca
Fatal consecuencia del crecimiento de Cancún en todos los flancos, este municipio del norte del estado dicta los 360 grados de las líneas de acción y sus figuras políticas dominan en todas las posiciones de altura, comenzando por la gubernatura en manos de la morenista Mara Lezama. Era previsible esta consolidación del coloso por su crecimiento poblacional y permanente lluvia de enormes inversiones turísticas.
En la otra esquina no alcanza a reaccionar el sureño Chetumal con su devaluada categoría de capital porque su sector privado niega a valorar y explotar sus enormes fortalezas. Inundado por su crisis, permanece desmoralizado y resignado a la pérdida de fichas en el Congreso local donde mandan los bárbaros del norte reforzados por Playa del Carmen, en el municipio de Solidaridad.
Violencia innecesaria fue el envío de la cancunense Anahí González Hernández como candidata a diputada federal por el segundo distrito con cabecera en Chetumal, ya que nuestra debilitada clase política no pudo disparar un solo dardo para evitar el triunfo de la candidata morenista impuesta por el tabasqueño Rafael Marín Mollinedo en el proceso de 2021.
Cancún hace lo correcto porque su musculatura se impone y lo sigue elevando, pero nuestra capital está jodida porque quiere y una de las causas es la mediocridad e improvisación de su “clase política” que más bien necesita unas buenas clases de política, revisando la incompetencia e improvisación de quienes logran acceder a una posición legislativa, entre ellos el inepto diputado chetumaleño de Morena: Omar Rodríguez Martínez.
Deslizan que los senadores chetumaleños José Luis Pech Várguez (antes de Morena y ahora de Movimiento Ciudadano) y la panista Mayuli Martínez Simón cambiaron su residencia a Playa del Carmen y Cancún. De ser así nuestra capital sigue perdiendo figuras experimentadas en la arena política, aunque la carrera de Mayuli inició con el “Gobierno del Cambio” de Carlos Joaquín González.
La novedosa incorporación de Tulum a nuestro segundo distrito electoral federal mete más presión a los políticos chetumaleños en decadencia, ya que en el municipio desprendido de Solidaridad hay figuras muy fuertes y al menos una de ellas luchará por la diputación federal de la Cuarta Transformación.
Nuestra capital tiene que reaccionar para dejar de perder terreno en el tablero estatal, pero le afecta la miseria de un alto porcentaje de electores sedientos de los depósitos del Presidente Andrés Manuel López Obrador que caen en las tarjetas de jóvenes ociosos, adultos y ancianos, ricos y pobres.
Y sin embargo Chetumal seguirá siendo “la capital”.