“Dar más fruto”: Mensaje dominical
Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdena – Obispo de la Diócesis de Cancún-Chetumal
1. Dar más fruto. “Yo soy la vid y ustedes los sarmientos el que permanece en mí y yo en él ese da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer” Jn 15,5. Dar mucho fruto esa es la misión del discípulo de Jesucristo, para eso hemos venido al mundo, para dar mucho fruto, existimos para la misión de dar fruto, el Padre es glorificado en queremos mucho fruto; Jesús es complacido al ver que continuamos la misión de dar mucho fruto de salvación.
El Espíritu Santo nos impulsa y nos vivifica para que no nos cansemos de dar fruto; porque nuestra misión es dar más fruto cada día, si el Espíritu Santo nos impulsa, no nos cansaremos de dar fruto, nunca nos agotaremos en los buenos frutos. Cristo mismo nos poda para que demos más fruto, ser discípulo de Jesús es dar frutos, no basta con una adhesión intelectual afectiva muy intensa hay que dar muchos frutos.
2. El secreto de esta fecundidad inagotable y creciente es nuestra unión íntima con Cristo. Como el Sarmiento unido a la vid, nosotros sin Cristo nada, pero con Cristo, todo. La fuente de la fecundidad no es el Sarmiento si no la vid; permanecer unidos a la vid esa es la clave de la fecundidad y también de la vida; porque separados de la vid nos secamos y nos morimos. Somos como un aparato electrodoméstico que tiene que estar enchufado en la corriente eléctrica, si se desenchufa se apaga, ya no da luz ya no funciona la televisión ya no funciona la licuadora, sólo enchufados a la corriente eléctrica funcionan los aparatos eléctricos, si están desenchufados no sirven para nada ni siquiera como adorno de la casa.
¿Cómo permanecer siempre unidos a Cristo es la corriente de vida para nosotros? por la nación y por la fidelidad a su palabra, no basta decir: “Señor, Señor” hay que hacer su santísima voluntad, no basta contemplar hay que actuar en consecuencia: “El que me ama cumplirá mi palabra y mi padre lo amará y vendremos a él y pondremos nuestra morada en Él” Jn. 14,23.
3. No pretendamos construir a nuestra vida de espaldas a Dios o al margen de Dios o en contra de Dios. Fuera de Dios sólo hay muerte y esterilidad; no pretendamos construir la vida en contra de Dios; ello nos conduce al vacío existencial, a la confusión, a la tristeza, a la desesperación, a la angustia, a la muerte. Sólo con él está la vida, y no nos contentamos con caminar junto a Cristo o seguirlo más o menos de lejos o juntarnos con él de vez en cuando, el discípulo está llamado a ser amigo íntimo y amigo fiel de Cristo, intimidad de la oración y fidelidad a su palabra es ese el secreto de la vida y de la fecundidad del discípulo.
Nuestra misión es dar muchos ruto, y siempre dar más y más fruto; pero esos frutos los produce el Señor cuando estamos en permanente conexión con el Señor. Así sea.
Mensaje Dominical 25 de abril: “El buen pastor lo da todo por sus ovejas”
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