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Mensaje dominical del Obispo :“Ser Fiel hasta el final ”

Mensaje dominical del Obispo :“Ser Fiel hasta el final ”

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Para convertirnos en fieles discípulos de Jesús, necesitamos dar tres pasos: primero, pensarlo bien; segundo, decidirlo firmemente y tercero perseverar hasta el final.



1. Pensarlo bien.
Después de que Jesucristo presentó su doctrina en el discurso oficial de las
bienaventuranzas y de todas sus nuevas enseñanzas, quiso concluir, poniéndonos en guardia del riesgo que tenemos de escuchar su palabra, pero no ponerla en práctica. Por eso nos habla claramente de las exigencias necesarias y de las actitudes imprescindibles que necesitamos para
convertirnos en sus discípulos fieles. Ante todo, pensarlo bien antes de querer seguirlo por el duro camino de la cruz. Pensarlo bien quiere decir, ser realistas y calcular nuestras posibilidades, medir nuestras fuerzas y ser muy conscientes de nuestras debilidades y fortalezas. Pensarlo bien quiere decir, calcular también los medios que necesitamos poner en práctica para seguirlo fielmente. Ser discípulo de Jesús muchas veces es ir en contra de nuestras pasiones desordenadas y de las seducciones del mundo. Ser discípulo fiel es un ideal muy elevado que requiere mucho
esfuerzo, ascesis y disciplina. Cualquier persona que pretenda destacar en un deporte tiene que estar dispuesta a la renuncia y al sacrificio que supone entrenar muchas horas, dormir muy bien absteniéndose de pachangas y desveladas y comer muy sano y muy moderadamente,
absteniéndose de comilonas y borracheras. Ser un campeón del cristianismo, que eso es ser un buen discípulo, implica también refrenar muchas pasiones desordenadas y ejercitarse constantemente en las prácticas de las virtudes. Ser un buen jugador del cristianismo no es nada fácil y menos fácil ser un campeón del cristianismo como lo son los santos.


2. Decidirse con firmeza.


Para ser un buen discípulo de Jesús se requiere un gran discernimiento, pero también una gran decisión madura e inquebrantable. No basta tener una vaga idea de lo que es un discípulo; ni basta tener un deseo vago de llegar a ser un gran discípulo. Una decisión madura, está bien
razonada y además compromete e implica toda la fuerza de la voluntad. Una voluntad bien decidida está dispuesta a pasar por todos los sacrificios y renuncias que se requieran. Una decisión madura no cambia en la oscuridad lo que decidió en la claridad- Una voluntad madura y
decidida no cambia en la tormenta lo que decidió en la bonanza. No cambia en la tribulación lo que decidió en la consolación. Una voluntad madura se motiva continuamente para no dejarse llevar por los cansancios, caprichos cambiantes, gustos o por las opiniones contrarias.


3. Perseverar hasta el final.

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Sólo el que persevera hasta el final es discípulo fiel. Ser constantes en la realización de los proyectos y de los ideales hasta concluirlos, obra comenzada, obra terminada. Si alguien decide construir una torre y ésta se le queda a la mitad, según el Evangelio de hoy, lo que consiguió no
fue una media torre sino hacer el ridículo. Un propósito que no se cumple no es uno que casi se cumplió, sino un propósito no cumplido. El discípulo de Jesús sabe lo que quiere, sabe a dónde pretende llegar, tiene bien arraigadas las razones que lo han hecho tomar esa decisión, tiene bien
claro los principios y convicciones que lo sostienen. Por eso con la ayuda de Dios puede perseverar hasta el final y puede concluir las obras emprendidas.También te puede interesar: Los riesgos del bisturí; consejos que pueden salvar vidas

Adriana Solis Davlos


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