Socializar prevención de violencia de género


Como cada día 25 de los meses del año, en todos los órdenes de gobierno y poderes del Estado, es celebrado “el Día Naranja”, con la finalidad de hacer conciencia para eliminar la violencia de género contra la mujer y las niñas; solo que las campañas no han permeado al tejido social, porque la incidencia de violencia familiar en Quintana Roo va en aumento.
Esto no quiere decir que el 100 por ciento es contra las mujeres, pero sí en un 80 por ciento, lo que revela la necesidad de la participación de los tres poderes del Estado, principalmente el Legislativo, así como las organizaciones sociales que ayudan a la prevención contra este tipo de violencia.
Con información de la Plataforma de Incidencia Delictiva, Observatorio Nacional Ciudadano, en enero de este 2025, Quintana Roo reportó 571 casos, o sea un 29.93% de todos los delitos; en febrero fue de 572 quejas, un 29.98%; en marzo fue de 613, con un 32.13 por ciento; abril, 612, representando 32.08%; mayo fue el mes más alto con 663 casos y un 34.75%; finalmente, junio terminó con 652 casos, es decir un 34.12% del total de los delitos en la Entidad.
El comportamiento de estas estadísticas es la muestra del avance que hay sobre la incidencia delictiva “violencia familias” en los hogares de Quintana Roo, más aquella que no se reporta, la llamada cifra negra. También demuestra que no se ha socializado el tema de prevención y menos la penetración a los estratos donde existe mayor posibilidad de violencia, aunque no es exclusivo, es en los suburbios donde mayor se da.
Los expertos que estudian el comportamiento coinciden que las manifestaciones pueden ser violencia física, que se caracteriza por el uso de comportamientos o conductas agresivas repetitivas, con el objetivo de causar dolor a la víctima. Este tipo de agresiones son de carácter intencional, nunca accidental, ya que se busca dañar y poner en riesgo.
La violencia psicológica, definida como una desvalorización reiterada; se lleva a cabo por medio de humillaciones, críticas, amenazas, juegos mentales, burlas, o destrucción de objetos personales; esta violencia no es tan visible como la física y es más difícil de demostrar. Muchas veces la víctima no la identifica, sino que la justifica como propia del carácter del agresor.
Violencia verbal, que hace referencia a las actitudes hostiles del agresor por medio del lenguaje verbal, utilizando el uso de reproches, insultos, amenazas, palabras soeces, respuestas agresivas y desprecio por las opiniones y actividades que realiza la otra persona, burla o insulto.
Violencia económica, consistente en la privación intencionada y no justificada legalmente, de recursos para el bienestar físico o psicológico de la mujer y sus hijos/as, así como la discriminación en la disposición de recursos compartidos en el ámbito de la convivencia. Se presenta en cualquier clase social.
Violencia sexual, que se concibe en aquellas acciones en que la persona es obligada, inducida o presionada a realizar o presenciar algún tipo de práctica sexual no deseada. Exigir o imponer la relación sexual, obligar a la víctima a prácticas que resulten dolorosas, desagradables o que simplemente no desea.
Es un deber social y moral denunciar este tipo de delito ante las autoridades correspondientes, ya sea en la calle, en el vecindario, en la fuente de trabajo o donde lo observemos, porque solo así podremos disminuir su incidencia, dejar todo a las autoridades, nunca ha sido una solución profunda a problemáticas de este tipo, es necesaria la participación de todos. Ahí se las dejo…
SASCAB
Por cierto, la guerra de encuestas sobre preferencias electorales rumbo al 2027, no se detiene, al contrario, cada vez más observamos encuestadoras que salen de la nada para decir que Fulana o Fulano llevan la delantera, como dice uno de los políticos: quien paga las encuestas aparece en primer lugar. La objetividad está en la calle, en el sentir de la gente. Al tiempo…