Mensaje dominical del Obispo“LA PAZ ESTE CON USTEDES”
Mensaje dominical del Obispo“LA PAZ ESTE CON USTEDES”
1. “La paz esté con ustedes”
La Paz es el primer regalo que trae el Resucitado a sus discípulos el primer
día de la resurrección. Se apareció radiante y sereno en medio de ellos,
cuando las puertas estaban bien cerradas, por miedo a los judíos. El temor,
la incertidumbre, la tristeza y el desaliento se habían apoderado de ellos de
tal manera que los habían dejado paralizados. Pero se mantenían juntos y
unidos en comunidad, juntamente con María, la madre de Jesús y sobre todo
perseverando en la oración. Cuando aparece Jesús se produce un cambio
radical en su estado de ánimo. Su alma se va quedando en paz y su corazón
se llena de alegría al ver a Jesús. Pasaron en pocos instantes de la tristeza a
la alegría, del miedo a la paz, de la parálisis al dinamismo de la valentía. La
paz del Resucitado no equivale a tranquilidad vacía, sino la experiencia
personal y comunitaria de la plenitud de la vida de Dios. Es la gracia de Dios
que llena de energía y posibilidades a las personas para que sean felices. La
paz del resucitado no es carencia de problemas y dificultades, sino certeza
de su amor y de su poder en medio de nosotros.
2. Como el Padre me ha enviado así también los envío yo.
No se trata de un envío en paralelo y comparable al suyo, sino de un envío
que es continuidad inseparable del envío del Hijo. El Hijo enviado extiende
a los discípulos su propia misión, el discípulo va en nombre del Resucitado,
por mandato del Resucitado y con el poder del Resucitado. El discípulo
siempre será continuador de la misión de su maestro y también él debe llevar
la paz a sus hermanos como primer fruto de su evangelización. Tiene además
el poder de perdonar los pecados en nombre de Cristo para devolverle la paz
a quien la había perdido. El discípulo es enviado a construir la paz en los
corazones, liberando a la gente de sus males, de sus miedos, de sus
inquietudes y de sus dudas. Los discípulos se vuelven misioneros de la
reconciliación, de la misericordia y de la paz.
3. Domingo de la divina Misericordia.
En éste domingo segundo después de pascua, celebramos el domingo de la
divina misericordia, entronizamos la imagen pintada según la descripción de
la santa polaca, Faustina Kowalska, que se encuentra actualmente colocada
en muchísimas iglesias alrededor de todo el mundo. Invitamos a todos los
fieles católicos a rezar en familia la coronilla de la divina misericordia,
también lo pueden hacer virtualmente. Y rezar el rosario por alguien que te
ha herido. Recuerda todas las veces que has experimentado la misericordia
de Dios nuestro Señor y agradécele en tu oración personal.
“Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán
misericordia”. “Sean misericordiosos como su Padre celestial es
misericordioso”. Si Dios ha sido misericordioso con nosotros, también
nosotros debemos ser misericordiosos con nuestros hermanos. Experimentar
la misericordia del Padre nos vuelve misericordiosos como el Padre.