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CANDIDATOS EN Q.ROO; GRISES Y CON CEGUERA

CANDIDATOS EN Q.ROO; GRISES Y CON CEGUERA

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CANDIDATOS EN Q.ROO; GRISES Y CON CEGUERA

El arranque de las campañas en la disputa por la gubernatura de Quintana Roo; aguran que sean grises y glamourosases una lucha de vanidades de todos los contendientes. Cada uno de los aspirantes tiene la solución a los problemas de la gente.

En lo que se puede considerar una de las campañas más grises en la corta existencia del estado, los candidatos exhiben la más pura incompetencia.

Ante una muchedumbre dócil de acarreados sobresale el discurso monótono y cantinflesco. La militancia cerrada y disciplinadísima soporta el calor con dos horas de antelación a la llega de los candidatos al mitin inaugural de sus respectivas campañas.

En camiones desvencijados y atestados de gente sin más aire que el de las ventanas rotas o abiertas ante la falta de oxigenación llegan como ganado en camiones de redilas los “invitados especiales” de siempre: los pobres. Aquellos que nacieron para perder y que están destinados al fracaso.

“Con el pueblo todo, sin el puebla nada”, gritó con euforia Mara Lezama en su primer mitin de campaña, Mara es la más firme candidata a suceder en el cargo a Carlos Joaquín González quien se va dejando uno de los peores legados.

El acarreo es parte del ritual. La escenografía es la misma de siempre. La pobreza es la madre de todas las campañas.

En Quintana Roo –como en la mayoría del país– la gente de las regiones más pobres se convierten en el “alma” de las campañas. La gente piensa con el estómago y vive su desnudez con el hambre. Y como siempre las campañas arrancaron en todo Quintana Roo con la misma escenografía del acarreo. Los mismos discursos, los mismos votantes, lo único que cambia son los candidatos pero con las mismas promesas de siempre.

Mara Lezama tiene el don de la ubicuidad: está al mismo tiempo en Cancún que Playa del Carmen que en Chetumal encabezando a las huestes de Morena, partido al que ella pertenece desde hace siete años.
Cinco son los candidatos que aspiran a suplir al gobernador saliente Carlos Joaquín González:


-Mara Lezama candidata de la coalición Morena, el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista.
-Laura Fernández Piña, candidata de la alianza PAN/PRD. La mayor parte de su vida fue miembro del PRI y pasó a ser activista del Partido Verde.
-Leslie Hendricks Rubio, candidata del PRI. Su mayor mérito consiste en ser hija del ex gobernador del estado, Joaquín Hendricks Díaz.
-José Luis Pech, candidato de Movimiento Ciudadano. Priista de toda la vida. Se alió con Morena partido con el que rompió en la disputa por la candidatura al gobierno. Fue candidato de Morena a la gubernatura en 2016, perdió al acabar en tercer lugar.
-Josué Nivardo Mena Villanueva, candidato de Movimiento Auténtico Social. El MAS es un membrete de una mafia política encabezada por la priista Cecilia Loria.

Gobiernos van gobiernos vienen, en Quintana Roo lo único que cambia es la infraestructura del turismo. Los hoteles se renuevan lo mismo que los grandes centros gastronómicos y de entretenimiento. La zona hotelera de Cancún es una zona con una atmósfera de un lujo desafiante. Las compañías inmobiliarias son las depredadoras del “desarrollo” urbanístico.

En la mayoría de las regiones prevalece la pobreza y el desempleo. La promiscuidad como forma de vida. Familias hacinadas en pequeños espacios.

De toda esta muchedumbre se alimentan las campañas y los políticos que aspiren a cualquier cargo de elección popular. Así, por ejemplo, de la más absoluta pobreza emergió uno de los políticos más queridos y populares: Mario Villanueva Madrid cuyo mito terminó con su legendaria fama luego de ser devorado por el narco.

Parece que fue ayer

En las campañas de 1993, Mario Villanueva, un chetumaleño de origen humilde, al que desde joven apodaban el “chueco”, después de haberse desempeñado como alcalde de Benito Juárez –nombre oficial de Cancún– se lanzó como candidato a la gubernatura postulado por el PRI. La victoria de Villanueva fue aplastante. Sobre el destino de los quintanarroenses reinaba el Partido Revolucionario Institucional. Villanueva asumió su mandato el 5 de abril de 1993 pero jamás se presentó a entregar el cargo a su sucesor Joaquín Hendricks Díaz pues días antes de que concluyera su mando el 5 de abril de 1999 se fugó del estado al enterarse de que había una orden de aprensión en su contra por delitos contra la salud y sus vínculos con el crimen organizado.

En la campaña de Villanueva lo acompañaba la muchedumbre. Su cruzada electoral fue un prolongado carnaval. El acarreo tenía como protagonistas a los más pobres. Aunque él sabía que su triunfo era producto del genuino Dedo de Dios.

De repente las cosas cambiaron cuando la DEA, la Agencia Antidrogas de Estados Unidos y la Procuraduría General de la República lo desenmascararon como un narco-político y se abrió una investigación sin paralelo en la historia del país: el Maxi-proceso que involucró a más de un centenar de conspicuos personajes de las drogas, agentes policiacos, altos mandos militares y empresarios de la industria turística de Quintana Roo.

Desde entonces el estado de Quintana Roo pasó a ocupar uno de los primeros lugares en el tablero del crimen organizado. Los altos niveles de violencia lo llegaron a posicionar como la entidad más peligrosa del país.

Levantones, secuestros, ejecuciones, descuartizados, cadáveres colgando de puentes pasaron a formar parte del paisaje cancunense. La disputa por el territorio de Quintana Roo despertó las masacres que desde entonces tienen lugar.

La situación es tan insostenible que el gobierno federal por órdenes presidenciales decidió el desplazamiento de un cuerpo especial de 1,500 militares de la Guardia Nacional para hacerse cargo de la seguridad a lo largo de la ruta entre Cancún y Tulum pasando por Puerto Morelos y Playa del Carmen.

Hoy la ceguera de los candidatos a la gubernatura los hace mirar hacia otro lado para evadir el principal problema que enfrenta el estado de Quintana Roo: la seguridad.

El narco es el verdadero poder, como lo es también en otras entidades del país, como Zacatecas, por ejemplo.
Quintana Roo es el estado más joven del país. Cancún y Playa del Carmen son siameses: ambos lugares, antes que Tulum y Holbox, son los mayores centros de atracción para los turistas. También sobresalen por ser los lugares más peligrosos del estado. La violencia provocada por el crimen organizado cada año hace aparecer a Quintana Roo en la lista del Departamento de Estados Unidos como uno los lugares más peligrosos para los turistas. Apenas a finales del pasado mes de enero el Consulado de EEUU –con sede en Mérida– emitió por enésima ocasión una alerta roja a través de un comunicado oficial en el que la Embajada hizo saber a sus connacionales: “La actividad delictiva y la violencia pueden ocurrir en todo el estado, incluidas las áreas frecuentadas por los visitantes estadounidenses.

“Los exhortamos a tomar acciones de prevención tales como escuchar las noticias locales para que tengan información actualizada; seguir las instrucciones del Consulado y contactarse al 911 en caso de emergencias”.

El comunicado también recomienda evitar las multitudes, vigilar el entorno y revisar los planes de seguridad nacional para saber sobre las medidas del gobierno de México frente a las organizaciones del crimen. Las campañas como preámbulo de las elecciones del próximo mes de julio están más enfocadas al lucimiento personal de los aspirantes. Los candidatos ofrecen con cinismo soluciones a “todos” los problemas del estado.

Pero a diferencia de otros años, la situación social y económica es una de las peores en décadas. A la crisis derivada por la pandemia del coronavirus se agregan los fracasos del gobierno saliente.

Cuando Carlos Joaquín realizó su campaña con alianza de los partidos PRD/PAN ofreció tener la solución a todos los problemas del estado. Muchos confiaron en él pero terminaron decepcionados. Convirtió a su gobierno en un aliado de Morena y se traicionó a sí mismo.

A punto de concluir su mandato, Carlos Joaquín dejará un estado con deudas (la más alta del país en términos per cápita, con más de 23 mil millones de pesos), sin dinero en caja ni siquiera para pagar los salarios más elementales. En diciembre pasado solicitó al congreso local la autorización de un préstamo de emergencia por más de 800 millones de pesos presuntamente para “obras menores” e incluso los recursos autorizados por el gobierno federal para las campañas no se entregaron a tiempo.

Dejará también un estado lleno de problemas políticos, con una crisis social y un severo desempleo, quien lo llegue a suceder va a iniciar un gobierno con apremios y con graves problemas económicos y sociales. Para cubrirse las espaldas ha pactado con Dios y con el diablo. En acuerdos en lo oscurito pactó con el presidente Obrador la entrega de Quintana Roo a Morena. En compensación el tabasqueño le ofreció un cargo en el gabinete.

Carlos Joaquín se mostró complaciente e indiferente frente a la devastación que está dejando la construcción del Tren Maya y que ha dejado a Quintana Roo –como una de las entidades más afectadas– por el ecocidio.

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Los temas centrales y que deberían ser asuntos fundamentales de una auténtica campaña están fuera de la agenda de los candidatos.

El centro del debate es el tema de la corrupción entre los contendientes por la gubernatura. La guerra electoral es una competencia de acusaciones sobre el enriquecimiento súbito de los candidatos para saber quién es el más corrupto.

Ni siquiera existe la menor esperanza de exigir rendición de cuentas al gobierno que concluye en medio de la corrupción, los abusos del poder y la violencia que ha dejado al menos cinco mil muertes a lo largo del mandato de Carlos Joaquín.

Hace décadas que el narco manda en Quintana Roo. Siete cárteles mantienen el control de su territorio. Al menos cuatro cárteles están identificados: Cártel de Sinaloa, Cártel Jalisco Nueva Generación, los grupos que surgieron de las escisiones del Cártel de Golfo y los Zetas, como Los Pelones, Los Talibanes y los Zetas Vieja Escuela-Vieja Escuela Z. Todos ellos dedicados al narcomenudeo de drogas, la extorsión y el cobro de derecho de piso.

Lo lamentable es que ninguno de los candidatos a la gubernatura es capaz de interpretar la realidad social y política del estado. Abrumados por el deber todos coinciden en que Mara Lezama es la persona indicada para resolver los problemas del estado.

La candidata de Morena no ofrece nada nuevo que no sean las mismas palabras del presidente Obrador y para combatir al crimen su “estrategia” es “abrazos, no balazos”.

Lo grave, según, se puede percibir, es el control del narco en el territorio quintanarroense, las campañas eluden cualquier crítica o amenaza para combatir a estas mafias por el temor a las represalias.
Serán dos meses de carnaval. De romería política. De desayunar, comer y cenar discursos de campaña.

Mientras tanto continuarán las masacres y los hechos violentos cotidianos entre las células de los cárteles. En los últimos meses el cártel de Ismael el Mayo Zambada ha impuesto un ambiente de violencia. En octubre pasado por ejemplo, este cártel se vio implicado en el asesinato directo de dos mujeres extranjeras. De igual manera ocurrió en noviembre último cuando dos sicarios dispararon a quemarropa en un bar de Tulum matando a dos mujeres, la influencer india, Anjali Ryot y la alemana Jennifer Henzold.

Lo mismo ocurrió el pasado mes de enero en el hotel Xcaret donde dos turistas canadienses fueron atacados a balazos por sicarios. De acuerdo con la policía de Canadá, ambas víctimas mortales contaban con antecedentes penales: uno de ellos, identificado como A.T.CH era imputado por uso falso de identidad e ilícitos relacionados con drogas.

En tanto, el segundo de nombre R.J.D tenía nexos con el cabecilla Cong Dinh, objetivo criminal de la Administración de Control de Drogas (DEA) por sus presuntas actividades en lavado de millones de dólares provenientes de la mafia vietnamita.

Otros hechos similares ocurrieron el pasado 04 de noviembre, el hotel Hyatt Ziva, en Cancún, la cual también dejó a dos personas muertas. Según el gobierno del estado se trató de un enfrentamiento entre los grupos criminales Los Pelones y Los Compich, dedicados al narcomenudeo en la zona y ligados al Cártel de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación. De acuerdo a los hechos dos hombres a pie dispararon desde afuera del negocio indiscriminadamente contra comensales y turistas. Los gatilleros, según se reveló, iban tras a un sujeto —miembro de Los Compich— identificado como José Antonio López Lira, de 24 años.

Entre los discursos de campaña y los hechos, esta es la realidad que se vive en Quintana Roo todos los días. “Nosotros somos la esperanza”, dice con orgullo la candidata Mara Lezama, lo mismo creyeron y prometieron los últimos gobernadores después de Mario Villanueva quien terminó devorado por el narco y hoy es un ferviente impulsor de la candidatura de Mara Lezama.

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Jose Martinez
José Martínez


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