Mensaje dominical: “Escuchar a Jesús”
1.- Contémplenlo y quedarán radiantes.
Cuando el rostro de Jesús se transfigura en el monte tabor, resplandece como el sol y también sus vestiduras resplandecen como la luz. Todo sucede mientras Jesús se abisma en la oración y los discípulos lo contemplan absortos. Cuando nos adentramos en la oración y logramos quedar fascinados y absortos por la presencia de Dios, entonces aparece el resplandor en su rostro y la alegría en nuestro corazón. Contemplemos el rostro del Señor hasta que aparezca su resplandor, contemplemos también a Moisés y a Elías que representan la ley y las escrituras hasta que arda nuestro corazón y brille el rostro de Jesús.
2.- Qué bueno quedarnos aquí.
Quedarse con Jesús en oración y contemplación hasta que fascine y llene nuestro corazón. Quedarse conversando con Jesús como Moisés y Elías conversaban con él de lo que iba a suceder en Jerusalén. Que bueno quedarse platicando como un amigo platica con otro amigo, hasta quedarnos solos con Cristo solo. Si el misterio luminoso de Cristo llena nuestro corazón de alegría y fascinación, entonces se quedará para siempre en nuestro corazón. La experiencia fugaz de este momento iluminó toda la vida de san Pedro.
3.- Escuchar a Jesús.
Escuchar a Jesús es el fundamento y el punto de partida de la fe cristiana. Quien escucha a Jesús ya encontró el rumbo y la llave que abre todas las puertas de la vida. Todo es diferente en nosotros cuando escuchamos a Jesús. Quien escucha a Jesús escucha también al que vive con él y cerca de él. Escuchar a Jesús nos vuelve a la paz y a la luz del corazón. Escuchar a Jesús nos hace vencer la mediocridad y la frivolidad. Escuchar a Jesús nos hace hombres y mujeres con raíz. Escuchar a Jesús nos vuelve a la alegría de vivir como verdaderos hijos de Dios y hermanos de los hombres, escuchar a Jesús nos hace crecer en la fraternidad. Escuchar a Jesús nos orienta y nos mantiene en el camino de la voluntad de Dios. Escuchar a Jesús nos lleva al camino del servicio y nos hace buenos samaritanos. No hacer caso a otras voces y escuchar solo la voz de Jesús es el secreto de la paz de nuestro corazón. Si quieres ser feliz escucha a Jesús que es la palabra de vida. Acallemos todos los ruidos, acallemos nuestra propia voz y escuchemos más la voz de Jesús.
Mons. Pedro Pablo Elizondo Cárdenas
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